- ¡Cuidado con donde apuntas, Lorenz!
¿Tengo que recordarte lo delicada que soy?
- No estabas en peligro alguno, mi querida Hilda.
Lorenz Hellman Gloucester jamás erraría el blanco.
- Lo siento, amigo. Pero ambos sabemos
[cdb]que no tendría ninguna oportunidad en una lucha justa.