- ¿Estás seguro?
- En su mayor parte. Adrestia es tuya para gobernarla
[cdb]en lugar de la Emperatriz.
- No queda nadie que pueda detener tu ascenso
[cdb]a la cima del Imperio.
- (...)
- ¿Y qué opina su majestad?
- Nada, por ahora. Una grave herida que sufrió
[cdb]durante el asedio de Arianrhod la ha dejado
[cdb]incapaz de articular palabra.
- Venga, duque. ¿No has soñado siempre con salvar
[cdb]a tu querido Imperio cuando más lo necesita?
- Mmm, sí. Tienes razón. Tomaré las armas
[cdb]para resolver esta crisis.
- Bajo mi mando, aplastaremos tanto al Reino
[cdb]como a la Alianza, y uniremos a todo Fódlan
[cdb]bajo el majestuoso estandarte de Adrestia.
- La ambición frustrada de incontables emperadores
[cdb]pasados se pondrá de manifiesto por mi mano.
- ¡Ludwig von Aegir, salvador del Imperio!
- Je.
- Y entonces te alzaremos de entre las tinieblas,
[cdb]hasta que un día, inevitablemente, vuelvas a caer
[cdb]en sus garras.