- Quiero que tú y tu unidad nos vigiléis.
- Mi tío os ayudará. No podemos dejar que el enemigo
[cdb]atraviese estos muros.
- Hazlo por el Imperio.
- ¡Sí, majestad!
- Tío...
- Un trabajo estupendo, Edelgard.
- Hice lo que me pediste.
¿Ha sido suficiente?
- Por supuesto. Solo tienes que seguir mis órdenes
[cdb]y la victoria será nuestra.
- Estas bestias que pueblan e infectan la superficie
[cdb]se harán pedazos unas a otras hasta que no quede
[cdb]ninguna.
- Edelgard. Tú también debes unirte a la lucha.
- ¿Yo?
- Al fin y al cabo, ¿de qué sirve una emperatriz
[cdb]que permite que otros luchen por ella?
- Sí, tío...