- Oh, eh... Hola.
- Bernadetta, siento mucho lo ocurrido.
- No, no fue culpa tuya.
Soy yo quien debería disculparse.
- No sabía que las cosas podrían salir tan mal.
- Me alegro de que hayamos conseguido encararte
[cdb]con el tipo más terrorífico de mi compañía.
- Pero los nervios no tardaron en apoderarse de ti.
Jamás había visto a alguien correr tan deprisa.
- Y entonces pisé sin querer la cola de un caballo.
El pobre se desbocó y lo destrozó todo.
Tardarán semanas en arreglar ese estropicio...
- Uf, esta vez sí que la has liado, Bernie.
- Intentar animarla.
- Tomarle el pelo.
- Todos cometemos errores.
No te preocupes, ya es agua pasada.
- Gracias...
- Es una pena, habría sido más barato
[cdb]comprarle las hierbas a Anna.
- ¡Oh!
- Y con todo lo que costarán las reparaciones,
[cdb]también habríamos podido comprar ese extraño tarro.
- ¡Ah! No...
- Cambiando de tema, ¿sigues queriendo encontrar
[cdb]una solución para tu timidez?
- Ya veo que esto es peor que tus tendencias ermitañas.
No va a ser nada fácil superar tus problemas
[cdb]de ansiedad.
- Tienes razón... Pero últimamente he dejado
[cdb]de recluirme. Mira, estoy en el exterior.
- Supongo que tienes razón. Por lo menos encerrarme
[cdb]solo me causa problemas a mí...
- Ahora sabemos cómo acaban las cosas
[cdb]cuando intentamos forzarte. Parece que será mejor
[cdb]que te acostumbres poco a poco.
- ¿A qué te refieres?
- Puedes empezar por esconderte cerca de mí
[cdb]mientras hablo con alguien que te dé miedo.
- Después, si la conversación resulta interesante,
[cdb]tal vez puedas unirte a ella.
- ¡Me dará igual lo interesante que sea la conversación!
- No me importa que la persona sea seria, aburrida
[cdb]o increíblemente interesante. Solo me importa
[cdb]que no me dé miedo.
- Supongo que ese problema será difícil de solucionar.
- Bueno... Tal vez eso de acostumbrarme poco a poco
[cdb]no sea tan difícil como parece.
- ¿Por qué lo dices?
- Solía pensar que tú dabas mucho miedo.
Pero con todo lo que hemos pasado juntos,
[cdb]me he acostumbrado a ti.
- Y ahora ya no me acobardo tanto contigo.
Je, je.
- ¡Genial!
- Espera, ¡¿me tenía miedo?!
- Me alegro de oír eso.
Me entristecería que siguieses teniéndome miedo
[cdb]después de todo lo que hemos vivido.
- Parece que nuestro plan será
[cdb]hacer que te acostumbres a la gente.
- A lo mejor solo tienes que pasar mucho tiempo
[cdb]con alguien para poder sentirte a gusto.
- Sí, creo que tienes razón.
- No me siento precisamente halagado al oír eso...
En fin, supongo que me alegro de no darte miedo.
- Parece que la clave es pasar tiempo con alguien.
Tendrás que lanzarte de cabeza
[cdb]y esperar que todo salga bien.
- ¡¿Qué?! ¡No! ¡No puede ser! ¡No quiero!
- Perdona, solo estaba bromeando.
- En fin. Espero que podamos seguir estrechando lazos,
Bernadetta.
- ¡Sí!