- ¡Ah! ¡Ya! ¡Ah!
- ¿Mmm?
- Uf, vaya entrenamiento. Eh, oye,
¿también vienes a entrenar?
- No, es que me he dejado algo aquí antes.
¿Sueles venir a esta hora, Leonie?
- Sí. Últimamente hemos estado muy ocupados.
He tenido que sacar hueco cuando he podido.
- Mmm. Para ser una mercenaria, trabajas mucho.
- Mi carrera acaba de empezar.
No puedo permitirme holgazanear.
- Empecé a entrenar para ser mercenaria cuando cerró
[cdb]la Academia de Oficiales, ¿te acuerdas?
- En cambio, tú ya lo eras antes incluso de entrar
[cdb]en la Academia. Me llevas años de ventaja.
- Igualmente, eres habilidosa e inteligente.
Eso te convierte en toda una promesa
[cdb]frente al típico novato.
- Ojalá sea así. Tengo que destacar en algún momento
[cdb]si quiero plantarle cara al capitán.
- ¿Tienes un capitán?
- Te refieres a Jeralt, el de ese grupo
[cdb]de mercenarios, ¿verdad?
- Sí. Vino a mi pueblo cuando era niña y prácticamente
[cdb]le supliqué que me dejara ser su aprendiz.
- Seguro que le resulté un gran incordio,
[cdb]pero estaba desesperada por irme
[cdb]del pueblo y ser independiente.
- Al principio, me trataba como a una cría
[cdb]que le molestaba, pero después me enseñó
[cdb]de verdad.
- Con él aprendí todo: trucos del oficio,
[cdb]rutinas de entrenamiento, estrategia básica...
- ¿No tienes un mentor? ¿Alguien que te haya enseñado
[cdb]los entresijos de la profesión?
- ¿Un mentor? Mmm...
- Creo que sí, más o menos.
- No. Siempre he sido autodidacta.
- Digamos que sí tengo un mentor.
Es alguien que me aconseja de vez en cuando...
- Suena poco formal, pero supongo que puede haber
[cdb]mentores de todo tipo.
- No, soy autodidacta. He aprendido
[cdb]a base de observar e imitar a los demás.
- Bueno, creo que la mayoría de los mercenarios
[cdb]han hecho algo parecido.
- Sea como sea, sigues teniendo
[cdb]muchísima más experiencia que yo.
- Tengo que esforzarme para llegar a tu nivel.
- Si necesitas ayuda de un profesional como yo,
[cdb]no dudes en avisarme.
- Gracias. Es genial poder contar
[cdb]con un referente como tú.