- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Me parto de risa!
¿Quién iba imaginar que existía un mercenario así?
- Ya. Además lo decía con la cara completamente seria:
«Quiero mi paga en manzanas».
- El tipo irrumpía en el campo de batalla arrastrando
[cdb]un saco lleno de manzanas. Una de las cosas
[cdb]más extrañas que he visto en mi vida.
- Se podría decir que tenía hambre de pelea.
Me gustaría haberlo visto con mis propios ojos.
- Probablemente era el que mejor olía
[cdb]del campo de batalla, eso sí.
- Eso me recuerda... ¿Te acuerdas de cuando
[cdb]me preguntaste por mi pasado?
- Sí, perdón si estuvo fuera de lugar.
No debí haber fisgoneado.
- No, no pasa nada. De hecho, pensaba contártelo,
[cdb]si sigues interesada.
- ¿Estás segura?
- Sí, estoy segura. Tampoco es que la historia sea
[cdb]para tanto. Además, ya han pasado siete años.
- Antes pertenecía a una organización que más
[cdb]que un «grupo» era un gran estado mercenario.
- No es la clase de lugar al que irías para formar
[cdb]vínculos de confianza y camaradería.
- Aun así, había una persona a la que sí
[cdb]que consideraba mi compañero.
- (...)
- Como te puedes imaginar, lo asesinaron.
Y eso es todo.
- ¿Eso es todo?
- Qué horror.
- Espera, ¿eso es todo? ¿Esa es toda la historia?
- Aunque bueno, no sé qué me esperaba.
- Sí, así es como terminan siempre esas historias.
Sé que ha pasado mucho tiempo,
[cdb]pero lo siento mucho.
- Pero ¿por qué contármelo de repente?
Creía que odiabas hablar de tu pasado.
- Me sentía algo culpable. Tú compartiste tu historia
[cdb]conmigo antes, pero yo la mía no.
- En aquel momento, no me apetecía contarle
[cdb]mi pasado a un desconocido.
- Pero, ahora, creo que puedes ser de fiar.
Así que te lo he contado. Eso es todo.
- ¿En serio? Vaya, me alegro mucho de oír eso,
[cdb]y más viniendo de ti.
- ¿Por qué? Todo el mundo te adora.
- Seguro que oyes cosas así todos los días.
- ¿Todos los días? Venga ya, qué exageración.
- Siempre me dio la impresión de que,
[cdb]como mercenaria, eras más eminente que yo.
- Tener el reconocimiento de una mercenaria
[cdb]a la que respeto es un auténtico honor.
- Pues si me ves como una especie de mercenaria
[cdb]de rango superior, supongo que eso me convierte
[cdb]en la mentora en esta relación.
- Eh... Supongo.
- Ya veo. Todo este tiempo te he estado
[cdb]tratando como un igual cuando quizá
[cdb]debería haberte acogido bajo mis alas.
- No estaría mal.
- Pensándolo bien...
- ¿Qué te parece si te tomo la palabra con eso?
Suena divertido.
- Sí, bueno, ¿sabes qué más es divertido?
Si voy a ser mentora de alguien,
[cdb]va a tener que pagar las bebidas. Todas.
- ¡Ni hablar! ¿Qué clase de trato es este?
- Je, solo era una broma, perdón.
No tengo intención de tratarte de forma distinta.
- Ah, vale. Ser camaradas me vale.
Tú trátame como siempre lo has hecho.
- Estaba de broma. No pensaba tratarte
[cdb]de forma distinta, te gustase o no.
- Debería haberlo sabido.
Por eso me caes bien, Shamir.