- Ñam, ñam.
- No sabía que hubiese de estas fuera de la aldea.
- Oh, eh... Hola, Hapi. ¿Estás comiendo fruta?
- Sí. Solía comerlas a menudo de pequeña. ¿Quieres?
- ¿Eh? Oh, gracias. Solo comeré una.
- ¡Oh, vaya! Es ácida, pero también es dulce.
- Son mis favoritas.
- Con todas las plantas comestibles que hay en la zona,
[cdb]no hay que preocuparse por pasar hambre.
- Bueno, supongo que he visto plantas comestibles
[cdb]por aquí. Pero ¿de verdad hay tantas?
- Vaya, tengo que salir más a menudo.
Ni me había dado cuenta.
- Tienes que haberte dado cuenta, tú las cultivaste.
- Como la planta carnívora que vi antes.
- Pero... no me como mis plantas carnívoras.
- Perdona, pero ¿no tuvimos una larga conversación
[cdb]sobre lo deliciosas que son?
- ¿Qué...?
- De hecho, estaba pensando en que la que tiene
[cdb]forma de jarra estaría riquísima si la rellenamos
[cdb]de cereales y...
- Eh, ¿Bernabeja?
- ¡Ah! ¿Eh? Oh... lo siento.
Te estaba imaginando comiéndote
[cdb]a mis adorables plantitas carnívoras.
- Y lo he hecho. Varias veces. ¿Tú no?
- ¡Claro que no! ¿Por qué me comería a mis bebés?
- Porque son deliciosas.
- Vale, se acabó. Voy a prepararte un festín
[cdb]de plantas carnívoras ahora mismo. Vamos.
- ¡Espera, no! ¡No he accedido a esto!
- Toma. A comer.
- Esta es la que tiene las hojas que hacen las veces
[cdb]de boca. Pero en vez de bichos,
[cdb]la he rellenado con carne a la brasa.
- Oh, no... Pobrecita...
- Pero tirarla sería un insulto
[cdb]al espíritu de esta plantita, así que...
- Qué...
- ¿Y bien? ¿Te gusta? Es mi favorita,
[cdb]espero que también acabe siendo la tuya.
- ¿Bernabeja? ¿Te has desmayado de lo rica que está?
- (...)
- Vale, venga ya. Deja de bromear.
- ¿Hola? Puedo verte babeando, Bernabeja.