- ¿Monica? ¿Qué haces ahí quieta?
- Te estaba esperando. Has estado hablando
[cdb]con su majestad, ¿cierto?
- Sí, estábamos repasando estrategias.
¿Necesitas que te ayude con algo?
- No, no exactamente. Y... ¿qué ha dicho su majestad?
- Quería que le diera mi opinión sobre cómo utilizar
[cdb]a nuestros mercenarios porque cada uno usa
[cdb]un arma diferente.
- Vamos a librar varias batallas en terrenos
[cdb]donde es difícil emplear lanzas, así que charlábamos
[cdb]sobre cuál sería el mejor enfoque.
- ¿Y no habéis hablado de nada más?
- Sí, pero seguramente no te interese.
Cosas de mercenarios, ya sabes.
- No me refería a eso.
Hubo suficiente tarta para todos, ¿no?
- Y casi seguro que habría flores frescas en la sala.
¿No te fijaste?
- Ah, sí, la tarta estaba riquísima. ¿Querías un trozo?
- Y las flores... Mmm. ¿Puede que hubiera unas
[cdb]que son pequeñas y blancas?
- ¡Grrr! No me interesa tu opinión.
Quiero saber qué le pareció a su majestad.
- Contarle la verdad.
- Preguntar por qué quiere saberlo.
- No lo sé. Es probable que dijera algo positivo,
[cdb]pero no estaba prestándole atención.
- No estabas... Da igual.
Tendré que preguntárselo yo.
- Solo quiero saber la opinión sincera de su majestad.
- ¿A qué viene tanto interés?
¿No puedes preguntárselo a Edelgard sin más?
- Si preguntas directamente, nunca sabes si la persona
[cdb]te va a responder con sinceridad.
- Solo quiero saber la opinión sincera de su majestad.
- Me temo que no puedo ayudarte con eso.
No estaba muy pendiente.
- Su majestad te convocó y te concedió el honor
[cdb]de aconsejarla. Luego, te invitó amablemente
[cdb]a un trozo de tarta...
- ¿Y tú ni te fijaste en ella cuando se lo comió?
En serio, ¿qué problema tienes?
- Perdona si te he molestado. Creo que no entiendo
[cdb]por qué es tan importante.
- ¿Quieres que vaya ahora mismo y se lo pregunte?
- No, por favor. Si su majestad descubre
[cdb]que estoy curioseando ese tipo de cosas...
- No quiero molestarla con estas trivialidades.
Olvídate de lo que he dicho.
- Mostrar confusión.
- Decir que ya lo entiendes.
- Sigo sin entenderlo. Iré a preguntar en un segundo...
- ¡He dicho que no! ¡Hablo en serio!
- La verdad es... que yo preparé la tarta y coloqué
[cdb]las flores. Solo quería saber qué le han parecido
[cdb]a su majestad.
- Ya sé lo que pasa. La tarta y las flores han sido
[cdb]cosa tuya, ¿verdad?
- Por eso me preguntabas por la reacción de Edelgard.
- Sí, así es. Por favor, ni una palabra más sobre el tema.
- Vale, entendido. Bueno, en realidad no, pero...
- Te lo suplico. ¡Olvídate de todo esto!
¡La situación es más complicada de lo que crees!