- Hola, ¿qué ocurre? ¿Algo te ronda la cabeza?
- Sí, más o menos. ¿Recuerdas cuando estuvimos
[cdb]hablando de mi madre la otra vez?
- Cuanto más lo pienso, más me doy cuenta
[cdb]de que era una persona extraña.
- ¿De qué estás hablando?
- Exactamente de eso.
Todo lo relacionado con ella era... un misterio.
- Me he pasado horas tratando de averiguar
[cdb]por qué terminó en aquella aldea remota,
[cdb]pero sigo sin encontrar nada.
- Quiero decir, alguien así de inteligente no es común
[cdb]ni en las ciudades grandes, ¿verdad?
Prácticamente sabía de todo.
- Incluso en el uso de la magia era un prodigio.
- Mmm, puede que no hablara mucho sobre su pasado,
[cdb]pero ¿recuerdas algo que mencionase que pudiera
[cdb]darte alguna pista?
- Quizá algo sobre la gente a la que conocía
[cdb]o algún objeto singular que poseyera.
- Si fue así, ahora mismo no lo recuerdo.
Ha pasado tanto tiempo desde que nos dejó...
- Así que no, no se me viene nada a la cabeza.
Ni siquiera conservo ningún objeto de recuerdo.
- (...)
- Entonces tendremos que investigar. Te ayudaré.
- ¿Investigar? ¿A mi madre? ¿Por qué?
- Bueno, mis padres murieron en una epidemia cuando
[cdb]mis hermanos y yo aún éramos muy pequeños.
- Aún tengo recuerdos vagos sobre ellos, la comida
[cdb]que preparaban, ese tipo de cosas...,
[cdb]pero es todo lo que me queda en realidad.
- Y como eran plebeyos, no hay ningún registro
[cdb]de ellos. Todas mis búsquedas han sido en vano.
- Sé muy bien lo que duele eso, así que no me cuesta
[cdb]empatizar con lo que estás pasando.
- Vaya.
- Lo cierto es que me ayudaría a poder pasar
[cdb]página. No tenemos por qué hacerlo
[cdb]si no quieres.
- Acceder a hacerlo.
- Expresar tus reservas.
- De acuerdo, me apunto.
Me encantaría saber más sobre mi madre.
- No lo sé. Me encantaría saber más sobre mi madre,
[cdb]pero me resultaría extraño arrastrarte a hacerlo.
- No te preocupes por eso.
Quiero ayudar y, de paso, conocerte mejor.
- Bien, pues, ¿cómo vamos a hacerlo?
- Lo más sensato sería empezar por hablar
[cdb]con la gente que la conocía.
- Aunque dudo que haya alguien en la aldea
[cdb]que la recuerde. No éramos precisamente
[cdb]muy sociables.
- Aun así, alguien debía de conocerla.
Es imposible pasar completamente desapercibido
[cdb]en esas pequeñas aldeas de las montañas.
- Es bastante probable que algún aldeano
[cdb]pueda contarnos algo. O, ah, ¿y el jefe de la aldea?
- Si alguien es capaz de recordarla, es él,
[cdb]pero bien podría estar muerto también.
- Pues tendremos que enviar una carta
[cdb]para averiguarlo.
- Y si no llegamos a recibir una respuesta
[cdb]porque nadie sabe leer, pues... nos presentaremos allí.
- Supongo que merece la pena intentarlo.
- Me sabe mal enviar a un mensajero tan lejos,
[cdb]pero tenemos que intentarlo, a ver qué pasa.
- Genial. Ahora en marcha, ¡empecemos con esa carta!