- ¿Qué ocurre? Tu juego de pies está peor de lo normal.
- Te has dado cuenta, ¿eh? No pasa... nada.
Es solo que tengo muchas cosas en la cabeza
[cdb]últimamente, eso es todo.
- Y estaba perdida en mis pensamientos
[cdb]cuando arremetiste contra mí, así que no pude
[cdb]reaccionar adecuadamente.
- Los entrenamientos no son momento
[cdb]para la introspección. No me servirás de pareja
[cdb]de entrenamiento si empiezas a divagar.
- Por no mencionar que hagas eso mismo
[cdb]en combates de verdad.
- Cuando entrenas con aliados puedes distraerte,
[cdb]pero como lo hagas ahí fuera el enemigo acabará
[cdb]contigo sin dudarlo.
- (...)
- Ya hemos pasado por esto. Si algo te ronda la cabeza,
[cdb]suéltalo de una vez.
- Decírselo.
- No decirle nada.
- Estaba pensando que también me tienes
[cdb]bastante bien calada.
- Mmpf, era obvio que te pasaba algo por la forma
[cdb]en la que estabas luchando.
- Y esto es solo por lo de la última vez,
[cdb]así que no te quejes.
- Ah, no te preocupes, no lo haré.
- No, esta vez no tengo nada que decir. Lo prometo.
- Si tú lo dices...
- Aunque todavía hay algo que no entiendo.
¿Dónde aprendiste a luchar así?
- Está claro que no te mueves como un caballero,
[cdb]pero tampoco he visto nunca a un mercenario
[cdb]usar ninguna de esas técnicas.
- Podría decirse que soy autodidacta.
No tuve a un maestro que me lo enseñara todo.
- En todo caso, fui aprendiendo cosas a medida
[cdb]que iba de una banda de mercenarios a otra.
- Eso lo explica todo. Me preguntaba
[cdb]por qué tu estilo de lucha es tan difícil de prever.
- Tanto caballeros como mercenarios usan
[cdb]tácticas convencionales y todos siguen un método.
- Pero tú no sigues ningún estilo concreto.
Supongo que eso es lo que me extrañó.
- Supongo que el no tener que desenvainar
[cdb]mi espada como todo el mundo tampoco ayuda.
- Si lo pienso, quizá lo mejor haya sido
[cdb]aprender por mi cuenta en lugar de limitarme
[cdb]a seguir una sola escuela.
- Un estilo único, todo tuyo. Fascinante. Enséñame.
- Me encantaría, pero soy el único que puede usar
[cdb]mi espada. No será fácil reproducirlo.
- Eso lo decido yo. Al menos puedo adaptar
[cdb]tus movimientos a mis objetivos.
Cuantos más estilos conozca, mejor.
- Acceder a enseñarle.
- Negarte.
- Como quieras. No sé cómo saldrá esto,
[cdb]pero haré lo que pueda.
- Ah, y a cambio puedes enseñarme tú algo.
Cuantos más estilos, mejor, ¿no?
- Confía en mí, no merece la pena.
Nada de lo que hago es lo bastante especial
[cdb]como para enseñárselo a otra persona.
- Vale. Pues sigue entrenando conmigo entonces.
- Si no quieres instruirme, tendré que robarte
[cdb]los movimientos por mi cuenta.
- Me gustaría verte intentarlo, pero debes saber
[cdb]que yo haré lo mismo con los tuyos.
- Luchas un poco como un caballero, pero no del todo.
Y lo digo como un halago, claro está.
- No sé bien cómo expresarlo, pero es casi como
[cdb]si reaccionaras a la situación según se desarrolla.
- Así que sí, si logramos combinar nuestros dos estilos,
[cdb]seguro que acabamos siendo más fuertes.
- Puede que tengas razón.