- Ah, Mercedes. ¿Has salido?
- Sí, fui a la ciudad de Camulus
[cdb]para ayudar a la Iglesia.
- Ya veo. ¿Qué tal todo por allí?
- Sus habitantes parecían estar bien,
[cdb]pero el clero estaba muy ocupado.
- Como ya sabes, mucha gente huyó a Faerghus
[cdb]cuando empezó la guerra.
- Y, aunque varias ciudades acogieron a los refugiados,
[cdb]a Camulus le ha tocado una buena parte de ellos.
- En ese caso, debería enviar refuerzos y recursos
[cdb]desde la capital. Hablaré con lady Rhea sobre esto
[cdb]en persona.
- Gracias, Dimitri.
Seguro que el clero se alegrará de oírlo.
- Te agradezco muchísimo que hayas acudido
[cdb]en ayuda de la Iglesia.
- La mayoría de esa gente habría acabado
[cdb]en las calles de no ser por tus actos.
- Me parece recordar que tú misma huiste del Imperio
[cdb]a una edad bastante temprana.
- Sí, fue horrible. No teníamos nada que comer
[cdb]ni techo bajo el que protegernos del viento y la lluvia.
- De no ser por el sacerdote que nos ayudó,
[cdb]no sé qué hubiera pasado.
- Mmm...
- ¿Te encuentras bien, Dimitri? Pareces triste.
- Mis disculpas, Mercedes,
[cdb]pero ¿puedo hablarte con franqueza?
- ¡No necesitas mi permiso para hacerlo, tontaina!
¿Qué te preocupa?
- Llevo un tiempo preguntándome si aceptar
[cdb]a la Iglesia Central fue la decisión correcta.
- Al darles cobijo, también le he dado al Imperio
[cdb]una excusa perfecta para una invasión.
- Los acogiste porque pensabas que era lo correcto.
¿No es así?
- Sí. La Iglesia de Seiros tiene profundas conexiones
[cdb]con la historia y la política del Reino.
- La autoridad de la corona está garantizada
[cdb]por la Iglesia, que también se ocupa de gobernar
[cdb]nuestras ciudades.
- Si cortara esa conexión, tanto nobles como plebeyos
[cdb]estarían furiosos. El Reino volvería a hacerse pedazos
[cdb]y reinaría el caos.
- Mmm, es una situación complicada.
Parece que va a terminar en pelea hagas lo que hagas.
- Bueno, como mínimo sé que el pueblo estará
[cdb]agradecido, pero... también sé que tampoco
[cdb]es tan simple como eso.
- Lo siento. Seguramente eso no haya servido
[cdb]para aliviar tus preocupaciones.
- No, soy yo quien debería disculparse
[cdb]por hacerte escuchar mi incesante parloteo.
- ¡Tonterías!
Si he podido ayudarte de alguna forma, me alegro.
- Bueno, desde luego me siento mejor. Gracias, Mercedes.
- Y que sepas que estoy aquí para lo que necesites,
[cdb]sea lo que sea.