- ¡Hm!
- ¿Te aburres?
- Entrenar es inútil.
Las espadas están hechas para matar.
- Entiendo que te moleste.
Para ti, las batallas reales son una fuente de sustento.
- Es fácil olvidar que algunos disfrutan de esta guerra,
[cdb]especialmente el Caballero Sanguinario.
- Sin esta guerra, estaría matando a gente
[cdb]menos merecedora de morir.
- Cuando la guerra termine,
[cdb]nuestro contrato finalizará.
- Entonces recibiré mi castigo.
- ¿Otra vez con eso? Estoy de acuerdo en que,
[cdb]circunstancias aparte, un crimen como el tuyo
[cdb]merece cierto castigo.
- Pero hay otros modos de proceder. Por ejemplo,
[cdb]podrías expiar tus pecados haciendo buenas obras.
- ¿O es que no piensas considerar
[cdb]ninguna alternativa a la perdición?
- Tampoco es que los miembros de la Casa Bartels
[cdb]fuesen completamente inocentes.
- (...)
- Eso es lo que tú quieres, no yo.
- Es mi futuro, yo elijo cómo vivir y cómo morir.
- (...)
- Bueno, lamento oír que nos abandonarás,
[cdb]pero respeto tu decisión.
- Me alegra ver que optas por vivir y enfrentarte
[cdb]a las consecuencias en vez de elegir
[cdb]una muerte cobarde.
- Que me encierren. Y, si alguna vez me perdonan...
- Que me encierren. Será lo mejor.
- Este es mi camino. Si muero en una celda, que así sea.
- Bueno, busques lo que busques,
[cdb]espero de todo corazón que lo encuentres.
- Todos merecemos ser los arquitectos
[cdb]de nuestro propio destino.
- Creo tanto en ello que he empezado una guerra
[cdb]para moldear el mundo bajo ese mismo ideal.
- Has hecho mucho por mí.
Siento que las cosas acaben así.
- No te disculpes. Estoy agradecida.
- Gracias, Emile. Quiero decir, Jeritza.
- (...)
- ¿No me vas a reñir por usar el nombre equivocado?
Es todo un avance.
- Ugh...
- Esperemos lo que esperemos del mañana,
[cdb]tendremos que seguir luchando por ello.
¿Estás conmigo?
- Sí.