- ¿Querríais tomar el té conmigo cuando terminemos,
[cdb]majestad?
- Eso suena de maravilla. Acabemos pronto con esto
[cdb]para poder disfrutar durante más tiempo de ese té.
- Monica, si no te dijese algo, te dejarías la vida
[cdb]trabajando por mí. Déjame ayudarte, es una orden.
- Por supuesto, majestad.
Es solo que me gusta ser productiva,
[cdb]especialmente cuando eso os hace feliz.
- ¡Lo habéis conseguido, majestad! A no ser que creáis
[cdb]que yo he tenido algo que ver con este éxito.
En ese caso, os lo agradezco.
- Lo hemos conseguido juntas y, como es normal,
[cdb]tú lo has hecho de maravilla.
Siempre sé en quién puedo confiar.
- Menos mal que no estamos nosotras solas, majestad.
Si no, me temo que solo podría gimotear
[cdb]como una mema.
- Pues me alegro de que hayamos podido evitarlo...
Espera, ¿quiere decir eso que gimoteas
[cdb]en las demás ocasiones que estamos a solas?
- Sé que es normal que os llevéis bien,
[cdb]pero hay algo acerca de esto que me parece... raro.
- ¿Estáis celosa, majestad?
¿No queréis que pase el rato con nadie más?
- Seré lo que vos queráis, majestad.
Vuestro escudo, vuestro blanco...
¡Cualquier cosa que deseéis!
- ¿No podemos tener un entrenamiento normal?