- Anda, Yuri, has vuelto.
Creía que tardarías más en regresar.
- Pero mira quién es. Supuse que si no volvía
[cdb]antes del amanecer, alguien se preocuparía
[cdb]y volvería a registrar mi habitación.
- Insistir en que no registraste nada.
- Preguntar acerca de ese alguien.
- ¡No registré nada!
No dejarás de recordármelo, ¿verdad?
- ¿Y se puede saber quién es ese alguien?
No vas a dejar el tema tranquilo, ¿verdad?
- Solo bromeaba, amiga mía. No hace falta tomárselo
[cdb]todo tan a pecho. En fin, ya es tarde.
¿No deberías irte a dormir?
- Tal vez, pero aún no estoy cansada.
Por cierto, ¿qué tal está tu madre?
- Bueno... No tiene buena pinta, eso seguro.
Pero aún le quedan fuerzas para seguir adelante.
- Iba a quedarme más tiempo, pero me dijo
[cdb]que cumpliese con mi deber y me envió de vuelta.
- Tan pronto como quiere verme, cambia de opinión
[cdb]y me dice que me vaya a casa. Está muy dispersa.
- Me recuerda a mi madre. Bueno, la que me crió.
- Falleció, ¿verdad? A juzgar por tu expresión,
[cdb]debe de haber sido una persona especial.
- Lo fue, más de lo que podría expresar.
Me acogió cuando me abandonaron
[cdb]y me enseñó a valerme.
- No teníamos lazos de sangre, pero era mi madre.
De eso no tengo duda.
- Seguro que, dondequiera que esté,
[cdb]se alegrará de oírte decir eso.
- Oh, eso me recuerda algo.
Hace tiempo que quiero hacerte una pregunta.
- Es acerca de tu nombre real. Fue tu madre quien
[cdb]te lo puso, ¿verdad? ¿De dónde proviene?
Es la primera vez que oigo un nombre así.
- Mira hacia arriba... No, un poco más a la izquierda.
¿Ves esa estrella brillante?
- Una estrella brillante... ¿Hacia la izquierda? ¿Cuál?
Hay miles de estrellas, y todas brillan.
- Bueno, no importa si la encuentras o no.
En fin, es el nombre antiguo de esa estrella.
- La estrella blanca que la mismísima Diosa
[cdb]convirtió en uno de sus discípulos.
- Mi madre es una devota de la fe de Seiros,
[cdb]pero soy consciente de que es un nombre
[cdb]muy ostentoso para un niño pobre.
- No estoy de acuerdo.
Solo demuestra lo mucho que significas para ella.
- Sí... Bueno, me gusta.
Después de todo, ella me lo puso.
- No sé si entenderá mucho de las escrituras.
- Pero, conociéndola, estoy seguro
[cdb]de que le dio muchas vueltas.
- Entonces, ¿no te parece un desperdicio no usarlo?
Especialmente si se esforzó tanto en ponértelo.
- He usado muchos nombres,
[cdb]y cada uno tiene su máscara correspondiente.
- Pero cuando oigo mi nombre real,
[cdb]todos esos disfraces se desvanecen.
- Las únicas personas que me llaman así
[cdb]son mis seres queridos. Mi familia más cercana...
o alguien igualmente importante.
- Lo que significa que, si tantas ganas tienes de usar
[cdb]mi nombre, más te vale estar dispuesta a pasar
[cdb]el resto de tu vida a mi lado.
- Considerarlo.
- Echarte a reír.
- El resto de mi vida, ¿eh? Vale, me lo pensaré...
- Pf... ¡Ja, ja, ja! Menuda cara has puesto.
Estás para enmarcarte.
- ¿De qué hablas, Yuri?
Eso es pasarse un poco, ¿no te parece?
- Obviamente. Para ser honestos,
[cdb]me habrías confundido si hubieses aceptado.
- Pero me alegra saber que te gusta mi nombre.
- Y si alguna vez te animas, házmelo saber, ¿vale?
Yo también me lo pensaré, por si acaso.