Sí. El «Tratado sobre mercenarios» de san Cichol.
Quería repasar un poco su contenido.
Mmm, me suena. Seguro que me tocó leerlo
[cdb]cuando estaba en la Academia.
¿Vas a usarlo para la próxima campaña o qué?
Bueno... quizá.
Mmm, ¿Rodrigue? ¿Va todo bien?
No eres el tipo de persona que evade una pregunta.
A ver, ¿te acuerdas de aquel combate
[cdb]en el que nos enfrentamos a Jeralt y sus mercenarios?
Decirle que te acuerdas.
Decirle que lo recuerdas vagamente.
¿Cómo iba a olvidarlo? La cosa se puso bastante fea.
Cierto. Y esa batalla fue el motivo
[cdb]por el que se unieron a nuestra causa.
Andaba algo perdida en el fragor de la batalla.
Recuerdo solo algún que otro detalle borroso.
No puedo culparte dado lo intenso del combate.
Que sobrevivieras a aquello fue casi un milagro.
Un solo error habría supuesto una derrota aplastante.
Por suerte, fuimos capaces de tomar la iniciativa
[cdb]y nos alzamos con la victoria.
De lo contrario, nuestro campamento habría caído.
Supongo que yo también habría perdido la vida.
Sí, parecía que el peligro acechaba en cada esquina.
Era como caminar sobre una capa fina de hielo
[cdb]sin saber si se quebraría en cualquier momento.
Me frustraba como guerrero y comandante
[cdb]ver que el otro bando se anticipaba
[cdb]con sus astutas estrategias.
Sin la sabiduría de nuestros predecesores,
[cdb]no habría sido capaz de evaluar la situación.
Y aquí estoy de nuevo en busca de conocimientos.
Nunca dejas de sorprenderme, Rodrigue.
Después de tantos años de experiencia, te sigue
[cdb]motivando estudiar tácticas en tu tiempo libre.
No soporto la idea de la derrota, es solo eso.
Carezco del ingenio del marqués.
Y, a diferencia de Lambert, me falta el valor
[cdb]aplastante que se necesita para darle la vuelta
[cdb]a la batalla.
Por eso debo aprender tantas estrategias como pueda.
Es la única forma de imponerme a rivales más sagaces
[cdb]y valientes que yo.
A ver, ya me has contado alguna vez que Felix y tú
[cdb]no tenéis casi nada en común.
Pero no tengo tan claro que sea cierto.
Ambos intentáis mejorar siempre que tenéis ocasión.
Tampoco creo que seáis tan diferentes.
Y me refiero a Dimitri, Sylvain y, sí, incluso a Felix.
Tampoco creo que seáis tan diferentes.
Y me refiero a Dimitri e incluso a Felix.
En tu caso, Rodrigue... Creo que los conocimientos
[cdb]que has atesorado son justo lo que te convierte
[cdb]en un comandante espectacular.
Ah. Dejaré de lado la humildad y aceptaré
[cdb]el cumplido. Gracias.
Apuesto a que derrotarías al marqués
[cdb]o al antiguo rey si os enfrentarais ahora.
No estaría tan seguro. Ambos estaban muy lejos
[cdb]de mi alcance en su mejor momento.
Dejando de lado al marqués, nunca he considerado
[cdb]a Lambert como un igual. Aunque luchara
[cdb]una eternidad, no le llegaría a la suela de los zapatos.
Supongo que tampoco puedes alcanzar
[cdb]el nivel de alguien que ya no está.
Quizá no. Pero por eso precisamente hay que seguir
[cdb]aprendiendo... para intentar igualar
[cdb]a quienes parecen fuera de nuestro alcance.
Entendido. Entonces tendré que seguir tus pasos.
Te alcanzaré antes de que te enteres, Rodrigue.
Tú no te mueras antes que yo.
¿Ah, sí? Pues supongo que tendré que esforzarme
[cdb]aún más para estar a la altura.
Ah, sí. Estabas buscando el Tratado de Cichol, ¿no?
Voy a preguntar si alguien sabe dónde está.
¿De verdad podré volver a casa el próximo invierno?