Se ha asentado en Camulus,
[cdb]una ciudad al sur de Fhirdiad,
[cdb]y no parece que la vaya a abandonar.
A veces, los Caballeros de Seiros acuden al frente,
[cdb]pero la Arzobispa siempre se queda en la retaguardia.
Es una pena.
Bueno, es lo que esperábamos.
Dudo que tengamos la oportunidad de eliminarla
[cdb]sin organizar una invasión a gran escala
[cdb]en el territorio de la Casa Blaiddyd.
Tendríamos que haber rodeado y destruido
Garreg Mach a toda costa cuando pudimos.
Tal vez hayamos desperdiciado
[cdb]nuestra mejor oportunidad al no hacerlo.
Hubert, esa idea la propuso lord Arundel...,
[cdb]o, mejor dicho, Thales.
Y, en cualquier caso, es una idea poco práctica.
Depende de recursos experimentales poco fiables
[cdb]que nunca se han probado en combate.
Además, tras distanciarnos de él y sus aliados,
[cdb]nos falta la capacidad militar necesaria
[cdb]para llevar a cabo una operación de esa magnitud.
Cierto, majestad. Tomamos decisiones muy osadas
[cdb]para extirpar a las Serpientes de las Tinieblas
[cdb]del Imperio a sabiendas del precio que pagaríamos.
Aunque por culpa de eso se nos escapó la Arzobispa,
[cdb]me aventuraría a decir que las acciones que tomamos
[cdb]nos dejaron en una mejor situación.
Ciertamente.
Estoy segura de que Thales y sus viles compinches
[cdb]están fabulando turbios planes.
Pero ya no les debemos nada.
Ya no somos cómplices de sus conjuras.
No me importa lo más mínimo si soy o no cómplice
[cdb]de algo, lady Edelgard, pero estoy de acuerdo
[cdb]en que vos no debéis serlo.
Por vuestro bien y por el bien del Imperio,
[cdb]es vital que vuestra reputación sea intachable
[cdb]y estéis libre de compromisos.
Cuando hace dos años propuse unos cambios
[cdb]tan drásticos en nuestro plan, lo hice en contra
[cdb]de tu opinión.
Y, aun así, conseguiste llevarlo a cabo.
Ninguno de nosotros estaría aquí de no ser por ti,
Hubert.
Te estaré eternamente agradecida.
Esto no es propio de vos, majestad. ¿Estáis enferma?
Os aseguro que siempre me he sentido valorado.
No es necesario que digáis algo así en voz alta.
¿O acaso es esto un intento de amortiguar
[cdb]el golpe de otro drástico cambio de rumbo?
No se trata de eso, te lo aseguro.
Solo quiero que sepas lo mucho que se te aprecia.
No puedo recorrer este camino sin tu ayuda.
Solo soy capaz de continuar
[cdb]porque tú estás aquí para abrirme el paso.
Siempre tendrás un lugar a mi lado.
(...)
¿Estáis segura de que no me queréis informar
[cdb]de algún cambio?
Debo insistir en que no me ocultéis nada.
¿Qué? Pero si ya he dicho que no... Hubert,
¿de verdad eres tan incapaz de aceptar mi gratitud?