- Ingrid, te he traído algo de sustento.
- ¡Ah! ¡Gracias, Dedue! Tiene una pinta deliciosa.
- Llegas justo a tiempo.
Estaba a punto de terminar con esto.
- ¿De escribir informes?
- Sí, estaba resumiendo los resultados de nuestra batalla
[cdb]más reciente en la región de Duscur.
- Fue una... lucha encarnizada.
Pasará bastante tiempo antes de que la situación
[cdb]en Duscur se estabilice.
- Evidentemente, me alegro de que al final capturasen
[cdb]a los responsables, pero...
- Pero Duscur es hogar de todo tipo de personas,
[cdb]tanto buenas como malas, igual que cualquier
[cdb]otra nación.
- Exacto. ¡No se diferencia mucho del Reino!
- Puede que aquí también haya gente mala,
[cdb]pero no deberíamos juzgar a los inocentes
[cdb]por las acciones de unas cuantas manzanas podridas.
- Generalizar está en la naturaleza humana.
- Mentiría si dijera que no le guardo rencor a Faerghus
[cdb]por la devastación que trajo a mi hogar.
- Pero he podido conocer a muchas clases de personas
[cdb]viviendo aquí con su majestad.
- (...)
- Algunos lanzaron piedras e insultos, y no solo a mí,
[cdb]sino también a su majestad.
- Y algunos siguieron siendo amables conmigo,
[cdb]pese a mis orígenes.
- Supongo que nunca había tenido
[cdb]que pensar así en ello...
- Sinceramente, Dedue... De no ser por ti,
[cdb]hubiera desarrollado un odio y un miedo irracional
[cdb]hacia cualquier duscuriano.
- Sin importar cuánto insistiera su majestad
[cdb]en su inocencia.
- Pero me has conocido y estás dando tus primeros pasos
[cdb]hacia el cambio.
- Puede que no me corresponda decirlo,
[cdb]pero encuentro admirable el deseo de cambiar.
- Para nada merezco esos elogios,
[cdb]aún me queda camino por recorrer.
- Pero mejor dejamos el tema. Cuando termine aquí,
¿qué te parece si comemos algo en la ciudad?
- Claro.
- El otro día, su majestad me enseñó una taberna
[cdb]que sirve una comida excelente.
- ¡De hecho, lo regenta alguien de Duscur!
Me impresionó lo delicioso que estaba todo.
- Me encantaría llevarte allí.
- Ingrid.
- ¿Sí? Lo siento, ¿no te interesa? ¿O tienes otros planes?
- Ninguna de las dos cosas.
¿Dices que su majestad te llevó allí?
- Bueno, sí. Parecía que conocía bastante bien al dueño.
- Ya veo. Avísame cuando estés lista.
- Ahora mismo he de ir a buscar a su majestad
[cdb]para recordarle que no sea tan descuidado
[cdb]con sus movimientos, incluso contigo a su lado.
- Vaya, quizá no debería haber mencionado esa parte...