- (...)
- ¿Qué ocurre, Ingrid? Pareces exhausta.
- Ah, es solo que el trabajo de mi padre nunca termina.
- Redactar informes de batalla, explicar los costes
[cdb]de mantenimiento de nuestros pegasos...
Siempre hay algo que hacer.
- Me asombra que Felix, su majestad y tú
[cdb]consigáis estar pendientes de todo.
- ¿Seguro que estás bien, Ingrid?
No es propio de ti preocuparte tanto.
- Quizá simplemente no estoy hecha para el trabajo
[cdb]de escritorio. Arg, soy patética.
- Y esa es la señal para que me meta a ayudarte...
¡invitando a una linda señorita a una buena comida!
- Pensaba que habías dejado de lado
[cdb]tus escarceos amorosos.
- ¿Es que no puedes aceptar una oferta generosa
[cdb]por una vez en lugar de despreciar inmediatamente
[cdb]a quien lo propone?
- Quizá tengas razón. En ese caso, ¡acepto!
- De todas formas, he llegado a un buen punto
[cdb]para detenerme, así que dejaré que me invites.
- ¡Uf! Hace tiempo que no comía tanto.
- Últimamente estoy tan ocupada que mi sustento
[cdb]ha consistido en refrigerios rápidos que pueda
[cdb]gorronear en el momento.
- Bueno, ¡eso hace que la enorme cuenta
[cdb]haya merecido la pena!
- Además, ha pasado tiempo desde la última vez
[cdb]que te vi comer. Hasta lo echaba de menos.
- ¿Qué se supone que significa eso?
- ¡Perdón! ¡Eso no ha sonado como quería!
- Lo que quería decir es que es un alivio verte disfrutar
[cdb]de un plato de comida decente.
- Somos prácticamente de la familia, ¿no?
Seguro que Felix y Dimitri opinan lo mismo.
- ¿Tú crees?
- Antes, cuando estábamos hablando, dijiste algo
[cdb]sobre cómo no hay que aferrarse para siempre
[cdb]al pasado.
- Pues creo que esa es la razón de que nos haga
[cdb]tan felices darnos cuenta de que algunas cosas
[cdb]nunca cambian.
- Algunas cosas nunca cambian, ¿eh? Mmm...
- Espera. ¡Eso significa que me seguías mirando
[cdb]boquiabierto mientras comía!
- Sí, ¿puedes culparme? Verte comer es fascinante.
- A ver, de normal eres muy seria, pero cuando comes,
¡es como si se te iluminara la cara!
- ¿Alguna vez oyes lo que dices?
- Y bueno, hablando de cosas que nunca cambian,
[cdb]se me ocurre otra aún más importante.
- ¿El qué?
- Nuestra amistad. La forma en la que hemos estado
[cdb]el uno para el otro en las buenas y en las malas.
- Aunque nuestra relación cambiase,
[cdb]siempre mantendríamos eso.
- Vale, esa frase ha sido algo cursi. ¿Quién
[cdb]te ha enseñado a decir eso? ¡¿Con qué pícaros te has
[cdb]estado juntando?!
- Deja de quejarte y ven conmigo. Voy a comprar
[cdb]unas sorpresitas para todos.
- ¡Te seguiría a los confines de la Tierra, mi señora!