- Otra vez es tarde.
Me enfrasco demasiado en los estudios...
- (...)
- Ohhh...
- ¡Ehh! ¡Es ese sonido otra vez!
- No, hoy debe de ser Raphael. No hay otra opción.
Sé que iba a estar entrenando.
- Además, dijo que iría después de cenar, así que...
- Uaaa...
- Aunque no deja de darme un poco de miedo.
- Grauuu...
- Supongo que es incapaz de no gritar
[cdb]mientras entrena. Pero ojalá lo evitara.
- Eh, ¿qué pasa con esa voz tan rara?
- ¡Eso mismo te podría preguntar yo!
¿Tienes que estar haciendo ruido todo el rato?
Podrías al menos bajar la voz... un poquito.
- ¡¿Raphael?! ¡¿Qué haces aquí?!
- ¿Qué quieres decir? Vengo de vuelta
[cdb]de mi sesión de entrenamiento.
- Pero tú también has oído ese ruido tan raro, ¿verdad?
He intentado averiguar de dónde venía,
[cdb]pero no he tenido suerte.
- Espera, espera. ¡¿Quieres decir
[cdb]que no lo estabas haciendo tú?!
- Estaba convencida de que eras tú entrenando.
- ¡Eh! Los músculos parece que gritan cuando entreno
[cdb]fuerte, pero no con un sonido tan horrible.
- Perdona, Raphael... Espera, ¡no te desvíes del tema!
- Si no eras tú, ¡quizá sí que había un fantasma!
- ¡Ahí está!
- ¡Ahhh! Oh, no, no, ¡¿está ahí?!
- Sí. Creo que el sonido viene de dentro del almacén.
- ¡Me da igual de dónde venga!
¡Entra ya y mira si está, Raphael!
- Vale, ¿pero seguro que quieres que entre sin ti?
Tendría que dejarte aquí sola.
- Sí... será mejor que vaya. ¡Me esconderé detrás de ti!
- Ohh... ohh...
- Es en este sitio. Venga, Lysithea.
Vamos a entrar.
- Uf.
- Ohhh... ¡Guau!
- Espera. Es... ¿un cachorro?
- Ah, hola, pequeñín. ¿Tienes hambre otra vez?
- Eres un comilón, ¡como yo! En cuanto terminas
[cdb]de comer, te entra hambre.
- Raphael, ¿Tú... has visto antes a este perro?
- Sí, ¡es mi colega el tragón! Este bichejo es capaz
[cdb]de comerse diez veces su peso.
- Vaya, y mira qué pequeño es... ¡Espera un momento!
- ¡¿No tendrías que haberte dado cuenta de que era
[cdb]él antes?! Me he asustado por nada. Uf...