- (...)
- (...)
- Hola. Te estaba buscando.
No pensaba que estarías junto al río.
- Te has puesto la capa perdida de sangre.
- Se me ocurrió que quizá se quite
[cdb]remojándola en agua.
- Se me ocurrió que quizá se quite
[cdb]remojándola en agua.
- No sé. El combate ha durado bastante.
Y la sangre no sale tan fácilmente,
[cdb]aunque empieces a limpiarla enseguida.
- Yo creo que no merece la pena intentarlo.
Tienes otra, ¿no?
- Sí. Pero me gustaría seguir usando esta si puedo.
- Sí. Pero me gustaría seguir usando esta si puedo.
- (...)
- ¿Pasa algo?
- ¿Pasa algo?
- ¿Mmm? No, perdona.
- Es que me has recordado a Sitri... a tu madre.
Al día en que nos conocimos.
- ¿Y eso?
- ¿Y eso?
- Estaba intentando desesperadamente
[cdb]quitar unas manchas de un pañuelo.
- Tenía los mismos gestos que tú y todo.
¿Sabes qué me respondió cuando le pregunté
[cdb]si tenía otro?
- Se dio la vuelta y me dijo: «Si puedo seguir usándolo,
[cdb]prefiero no tirarlo».
- Bueno, no es exactamente lo mismo...
- Bueno, no es exactamente lo mismo...
- Quizá no. Pero me sigues recordando mucho a ella.
- Al principio de conocerla, nunca la veía
[cdb]reírse ni llorar.
- Igual que otra persona que yo me sé.
- ¿Sabes? Nunca solías hablar de ella,
[cdb]pero últimamente lo haces mucho. ¿Por qué?
- ¿Sabes? Nunca solías hablar de ella,
[cdb]pero últimamente lo haces mucho. ¿Por qué?
- Ah, no sé. Quizá me esté arrepintiendo un poco
[cdb]por haberte empujado a la vida de mercenario.
- Nunca has tenido un hogar...
ni tampoco amigos de tu edad.
- Y encadenamos una batalla detrás de otra
[cdb]desde que estalló esta maldita guerra.
- Tu vida habría sido completamente diferente
[cdb]si ella siguiera viva.
- Estarías con ella... y las cosas serían... más tranquilas.
- No me arrepiento de vivir a tu lado.
- No me arrepiento de vivir a tu lado.
- Quizá no tenga un hogar ni amigos,
[cdb]pero siempre has estado ahí para mí.
- Quizá no tenga un hogar ni amigos,
[cdb]pero siempre has estado ahí para mí.
- Vivir de mi espada me gusta.
Y nunca me han faltado los aliados.
- Vivir de mi espada me gusta.
Y nunca me han faltado los aliados.
- Así que...
- Así que...
- Tienes razón. No hay de qué arrepentirse.
- ¿Sabes? En realidad, eres igual que ella.