No pasa nada, Hilda.
Sabía que esto podía suceder.
Esperaba que el terreno nos permitiera aguantar,
[cdb]pero frente a tantos soldados y tan bien desplegados...
no ha sido suficiente.
Pareces triste. Se me hace un poco raro.
¿Es culpa mía? Mira cuánta gente ha muerto
[cdb]porque decidí que libráramos esta guerra.
Quizá debería haber dejado que el Imperio
[cdb]siguiera su camino...
Mi padre y los demás nunca lo habrían aceptado.
Tenías que atacar con todo al enemigo al menos
[cdb]una vez para que no te consideraran un cobarde.
Vaya, Hilda. No pensaba que fueras consciente
[cdb]de todo eso.
Pero sí, es en gran medida lo que ha pasado.
Una pena que «todo» no haya sido suficiente.
A ver, el siguiente paso es pensar juntos
[cdb]qué hacemos ahora.
Espero que no te moleste que recurra a tu hermano
[cdb]y a ti para que me apoyéis.
Ya es hora de que lleguen cambios sustanciales
[cdb]a la mesa redonda de Leicester...
De nuevo, majestad, reitero mi agradecimiento
[cdb]por acudir en mi auxilio. Y, dado que todo fue culpa
[cdb]de mi falta de previsión, ofrezco mis disculpas.
No hace falta que sigas, conde de Bergliez.
Si hubiera estado al mando cualquier otro,
[cdb]estaría recogiendo cadáveres y no agradecimientos.
No supe prever lo que tramaban el duque de Riegan
[cdb]y el conde de Gloucester... La culpa es solo mía.
Así que no dejaré que sigas reprochándotelo.
Ahora vete y descansa.
Agradezco vuestra amabilidad, majestad.
Sinceramente, esta experiencia me ha impactado
[cdb]más de lo que os imagináis.
Nunca lo habría conseguido sin los valientes hombres
[cdb]y mujeres que me sirven. Son quienes merecen
[cdb]vuestros halagos.
Entendido. Me encargaré de que reciban
[cdb]una recompensa a la altura.
Hubert, convoca a Monica y que se deje constancia
[cdb]por escrito en un decreto oficial.
Y ahora quiero saber cómo marchan
[cdb]nuestras gestiones en el Reino...