- Oye, Nader, ¿ves esa fortaleza de ahí?
¿Crees que podríamos pasar de largo inadvertidos
[cdb]en vez de intentar tomarla por la fuerza?
- Yo no te lo recomendaría, chaval.
Si lo intentásemos, ¡nos atacarían por la retaguardia!
- Sí, probablemente tengas razón. Ahora que lo pienso,
¿qué haces aquí? No recuerdo haber pedido refuerzos.
- Venga, no seas así. Como tomé prestados
[cdb]todos esos barcos, tengo que encontrar
[cdb]algún recuerdo que llevar de vuelta.
- Eh... ¿Qué clase de recuerdo esperas encontrar
[cdb]en Faerghus?
- Nader, por si no te habías enterado,
[cdb]el ejército de la Federación prohíbe estrictamente
[cdb]saquear el territorio enemigo.
- ¿De verdad? Bueno, si no puedo llevarme
[cdb]ningún recuerdo, será mejor que me lleve historias
[cdb]emocionantes que compartir cuando vuelva a casa.
- Si logramos conquistar Fhirdiad,
[cdb]te garantizo que esa será la historia más emocionante
[cdb]que jamás contarás.
- Pero, antes de llegar allí,
[cdb]supongo que debemos hacer algo con esa fortaleza.
- Seguro que el Rey es más que consciente
[cdb]de que estamos avanzando hacia Fhirdiad.
- Y deberíais saber que el señor de este territorio,
[cdb]el duque de Fraldarius, también se conoce
[cdb]como el Escudo de Faerghus.
- Un momento, ¿el nuevo duque de Fraldarius
[cdb]no es uno de nuestros antiguos compañeros
[cdb]de la Academia? Eh... Era Sylvain, ¿verdad?
- Era Felix. Y es posible que su padre,
[cdb]el antiguo duque, también esté aquí.
- Creo que te refieres a Felix. Y me parece bastante
[cdb]probable que lord Rodrigue, el antiguo duque,
[cdb]también pueda estar aquí.
- Y, por supuesto, habrá una plétora de soldados dentro
[cdb]de ese fuerte. Tendremos que proceder
[cdb]con suma cautela.
- Casi puedo oír cómo te castañean los dientes, Lorenz.
¡No te preocupes, yo te protegeré!
- ¡Gracias, pero soy perfectamente capaz
[cdb]de protegerme yo solo! ¡Tú céntrate en tu labor
[cdb]y déjame llevar a cabo la mía!
- Debemos estar listos para cualquier cosa.
Esta vez vamos a darlo todo, ¡esforzaos al máximo!