Saludos, Linhardt. No es frecuente
[cdb]verte dibujando en el exterior.
No estoy dibujando. Solo intento captar
[cdb]la forma de este wyvern.
¿Ves? Está descansando
[cdb]en aquella colina de allí.
Ah, sin duda una extraordinaria vista.
Bien, veamos lo que has hecho hasta ahora.
Si me permites decirlo, da la impresión
[cdb]de que a tu obra le falta algo. ¿Cómo lo diría?
Tu representación parece demasiado exacta.
Fíjate en las escamas, por ejemplo. Son reales,
[cdb]como arrancadas de un auténtico wyvern.
Te lo he dicho, no es arte.
Forma parte de mi investigación.
Y cuando se investiga, lo ideal es que las referencias
[cdb]sean exactas. Es igual que cuando se trabaja
[cdb]con números o se recopila información.
Entiendo. Así que para ti
[cdb]lo más importante es la precisión.
Exacto. Sinceramente, jamás he entendido el arte.
Así que no tengo ningún reparo en dejar esas cosas
[cdb]a la gente creativa. Ya sabes, los extravagantes.
Gente como Bernadetta.
Así que no tengo ningún reparo en dejar esas cosas
[cdb]a la gente creativa. Ya sabes, los extravagantes.
Aun así, puede que llegue el día en que tu obra
[cdb]se considere la labor de un maestro; que esta
[cdb]precisión se elogie como una genialidad estética.
¿Qué te hace pensar eso?
Oh, era solo una reflexión.
Puede que, en un futuro lejano, los eruditos valoren
[cdb]la precisión y la atención al detalle por encima
[cdb]de las obras interpretativas que apreciamos hoy.
¿En serio crees que eso es posible?
Dudo que alguien deje de valorar a los clásicos.
Tú siempre lo has hecho.
Sí, de eso no hay duda.
Mas temo que mis preferencias personales
[cdb]poco afectan a la opinión pública. Nadie sabe
[cdb]qué tendencias dominarán los siglos venideros.
Así que puedo vislumbrar un futuro en el que
[cdb]las representaciones precisas se valoren tanto
[cdb]como las clásicas. ¡Y te animo a que hagas lo mismo!
No te entiendo. ¿Cómo logras ser tan optimista
[cdb]en todo momento? Parece que siempre
[cdb]miras al futuro.
Yo podría decir lo mismo de ti.
Siempre te he considerado un visionario.
Eso no es optimismo.
Lo único que espero del futuro es pasarme
[cdb]el día durmiendo. Por eso me obligo
[cdb]a estar lo más activo posible en el presente.
Por desgracia, esos felices tiempos de descanso
[cdb]no son más que un sueño lejano. Tengo mucho
[cdb]trabajo para ti, ahora y a largo plazo.
Para empezar, ¿podrías hacerme un retrato?
Por última vez: soy investigador, no pintor.
¿Seguro que quieres un retrato tan fidedigno?
Es exactamente lo que quiero. ¿Cómo si no
[cdb]van a conocer mis futuros descendientes
[cdb]el verdadero rostro del gran Ferdinand von Aegir?
Además, sería un placer ofrecerme como sujeto
[cdb]de investigación. Considéralo un estudio
[cdb]de la personificación de la nobleza.
Uf, no te precipites.
No me importa retratarte, pero no tengo
[cdb]ni el más mínimo interés en investigarte.
Aunque a veces me pregunto de dónde sacas
[cdb]esa seguridad tan descarada en ti mismo.