Mis súplicas para conseguir un juicio justo
[cdb]te hicieron perder tiempo y retrasaron la sentencia.
Además, los Caballeros de Seiros tuvieron la ocasión
[cdb]de atacar y ayudarle a escapar.
Asumo la culpa de todo lo acontecido.
Si no te importa, te pido que vayas al grano.
¿Qué vas a hacer al respecto?
O, mejor dicho, ¿qué quieres que haga yo?
Devuélveme al campo de batalla cuando recuperemos
Fuerte Merceus y déjame enmendar mi propio error.
¿Me lo permitirás?
Me preguntaba cuándo me lo pedirías. Tranquilo...
Ya he tomado las medidas oportunas.
Pero no debes cometer imprudencias. Te ceñirás
[cdb]al plan de combate. Es una orden directa.
¡Ay, Edelgard! ¡Eres la viva voz de la razón!
¡El paradigma de un liderazgo sabio!
Puedes adularme después de la batalla si te sigue
[cdb]pareciendo necesario. No tenemos ni idea de cómo
[cdb]irá todo, y quizá para entonces estés de otro humor.
Cierto. Igualmente, te lo agradezco. ¡Gracias!
Puedes salir, Hubert. Sé que nos estabas escuchando.
Había venido a traeros el último informe, majestad,
[cdb]pero decidí esperar a que este otro... asunto
[cdb]se diera por concluido.
Entonces sabes qué hay que hacer.
Asegúrate de que se le ofrezca protección.
Oh, lo haré si saco tiempo. Al fin y al cabo,
[cdb]me mantenéis muy ocupado.
¿Has encontrado la forma de ocuparnos de ellos?
Os aseguro que esos cretinos se arrepentirán
[cdb]de haber puesto un pie en la fortaleza de su majestad.
Si querían muros anchos, les daremos los ataúdes
[cdb]con las paredes más anchas que existan.
Es nuestra oportunidad de diezmar las fuerzas
[cdb]de las Serpientes de las Tinieblas.