- Ha pasado mucho tiempo desde la última vez
[cdb]que nos reunimos aquí. No estaba seguro
[cdb]de que volviese a celebrarse otra Mesa Redonda.
- Sigue siendo una buena forma de compartir
[cdb]información, ¿verdad? Es mucho más fácil
[cdb]que ponerme a buscaros uno a uno.
- Eh, pero ¿es correcto que nos sentemos aquí
[cdb]con todos los demás?
- ¿De verdad deberíamos estar aquí los plebeyos?
- ¿De verdad deberíamos estar aquí los plebeyos?
- ¡Claro! Quiero que todos estéis aquí.
Y si tenéis algo que decir, no os lo calléis, ¿vale?
- En ese caso, empiezo yo. ¡Tengo hambre!
- Vale, Raphael, tal vez habría que callarse
[cdb]algunas cosas.
- Veamos cómo están las cosas en la Federación.
¿Ha habido algún cambio en la opinión pública?
- Por el momento parece que todo sigue igual.
- A pesar de declararle la guerra a lady Rhea
[cdb]y a la Iglesia Central, las iglesias de nuestros pueblos
[cdb]y ciudades han guardado la calma.
- Mientras los servicios se sigan celebrando
[cdb]como siempre, tal vez no veamos ningún descontento
[cdb]entre la plebe.
- Lo mismo sucede en el territorio de Ordelia.
Mi padre no se anduvo con paños calientes cuando
[cdb]se lo anunció a nuestro pueblo.
- Pero, sorprendentemente, no ha habido ninguna señal
[cdb]de disturbios.
- También en el territorio de Goneril.
- En tal caso, las cosas parecen
[cdb]más estables ahora que antes.
Por eso puedo seguir luchando con vosotros.
- La situación en el territorio de Edmund es la misma...
- Supongo que en Leicester a nadie le importa
[cdb]que lady Rhea sea nuestra enemiga.
- Dudo que la mayoría de los plebeyos pudiesen llegar
[cdb]a reconocerla, así que supongo que tiene sentido
[cdb]que no les importe mucho.
- Entonces parece que hemos evitado el peor
[cdb]de los casos. Todo el trabajo de la Iglesia de Oriente
[cdb]debe haber valido la pena.
- ¿La Iglesia de Oriente?
- ¿La Iglesia de Oriente?
- Es la rama de la Iglesia de Seiros dedicada a la región
[cdb]de Leicester.
- No tiene una gran presencia comparada
[cdb]con la Iglesia de Occidente, pero su obispo es
[cdb]un hombre muy honrado.
- El obispo les ha aconsejado a los sacerdotes
[cdb]de las distintas regiones que respondan con calma
[cdb]ante las noticias para no causar el pánico.
- Teniéndolo todo en cuenta, parece que proseguir
[cdb]con nuestra guerra contra la Iglesia Central
[cdb]y Faerghus no supondrá un problema.
- Entonces, ¿de verdad vamos a luchar contra el Reino?
- Es nuestra mejor esperanza para acabar con la guerra
[cdb]rápido manteniendo nuestra independencia.
- Para que quede claro, no sugiero que nos abramos
[cdb]paso por Faerghus arrasando y saqueándolo todo.
- Sí, vamos a derrotar al Reino y a borrar del mapa
[cdb]a la Iglesia Central, pero lo haremos acabando
[cdb]con tan pocas vidas como podamos.
- Y por eso estáis todos aquí.
Quiero hacer uso de vuestra inteligencia colectiva
[cdb]y descubrir la mejor forma de lograrlo.
- Así que al fin te has decidido a confiar un poco
[cdb]en tus amigos.
- No te burles de mí, Judith.
Siempre he dependido de esta gente.
- Pero he pensado que podría sacarle aún más provecho
[cdb]a sus puntos fuertes.
- Si alguien tiene algo que decir acerca de mis métodos,
[cdb]soy todo oídos. Necesito vuestra ayuda.
- ¡Cuenta con nosotros! ¿Verdad, Ignatz?
- ¿Eh? ¡Oh, claro! ¡Tenemos que trabajar todos juntos
[cdb]para acabar con esta guerra!
- Bueno, supongo que, si tanto necesitas nuestra ayuda,
¿quién soy yo para negarme? ¿Y tú qué dices?
- Bueno, supongo que, si tanto necesitas nuestra ayuda,
¿quién soy yo para negarme? ¿Y tú qué dices?
- Admitir que tienes más músculos que cerebro.
- Ofrecer tu inteligencia además de tu fuerza.
- Oye, si necesitas a alguien para tirar puertas abajo,
[cdb]sin problema. Pero no sé yo si te valdré
[cdb]para lo de la inteligencia.
- Oye, si necesitas a alguien para tirar puertas abajo,
[cdb]sin problema. Pero no sé yo si te valdré
[cdb]para lo de la inteligencia.
- ¿Cuántas veces debo decírtelo?
Con mi inteligencia nos basta y nos sobra.
- ¿Sabes qué? Pensándolo bien, puede que tenga
[cdb]un poco de eso para compartir.
- ¿Sabes qué? Pensándolo bien, puede que tenga
[cdb]un poco de eso para compartir.
- Oye, puedes contar conmigo. Y no solo
[cdb]con mis músculos, seguro que también tengo algo
[cdb]de inteligencia en la cabeza.
- Oye, puedes contar conmigo. Y no solo
[cdb]con mis músculos, seguro que también tengo algo
[cdb]de inteligencia en la cabeza.
- ¡Menuda confianza! Supongo que lo dices
[cdb]porque por fin tienes fe en mí, ¿verdad?
Me alegro de que hayas cambiado de opinión.
- Eso es justo lo que quería oír.
Entonces, sin más dilación, decidamos nuestro
[cdb]siguiente paso...
- Ha llegado el momento
[cdb]de darle buen uso a mi intelecto.
Tú serás la voz de mis pensamientos, ¿no?
- No te emociones demasiado.
No esperan mucho de mí.
- No te emociones demasiado.
No esperan mucho de mí.