¿Eh? Oh, lady Edelgard.
Sí, me la ha enviado desde la capital.
Un momento, ¿cómo lo sabes? ¿Lees mi correo?
¿Estás vigilando mi correspondencia?
Bernadetta, piénsalo.
No te carteas con ninguna otra persona, ¿verdad?
¡Claro que sí! Por ejemplo... hay un tipo... eh...
Espera... No tengo amigos. ¡Ni siquiera tengo familia!
¡No tengo a nadie!
¡La pobre Bernie está sola en este mundo cruel!
Buaaa.
Tranquila, Bernadetta. Tienes montones de amigos.
No te escriben cartas porque están luchando
[cdb]a tu lado en el mismo ejército.
Espera, ¿de verdad? Uf, menudo alivio.
Además, ¿por qué dices que no tienes familia
[cdb]si tu madre te escribe cartas a menudo?
Eso ya es más de lo que yo recibo.
Oh, cierto. Me había olvidado de tu, eh...
situación parental. Supongo que no debería quejarme.
No pasa nada. Pero agradece que tu madre tenga
[cdb]buena salud y asegúrate de responder a sus cartas
[cdb]para que no se preocupe.
¡Siempre le envío respuestas de varias páginas!
Eso me recuerda... ¿Sabes algo de tu padre?
Seguro que ha estado muy ocupado
[cdb]desde que lo envié a Garreg Mach
[cdb]como líder de la Iglesia Meridional.
No me ha enviado ninguna misiva,
[cdb]pero mi madre me mantiene al día.
Hace que los ayudantes de mi padre
[cdb]le envíen informes periódicamente.
Lo último que me dijo fue: «Tu padre se ha encerrado
[cdb]en la sala de recepciones del tercer piso
[cdb]por miedo a los asesinos de la Iglesia Central».
«Tienen que sacarlo a rastras entre gritos y patadas
[cdb]cuando es necesario que se ocupe de sus deberes».
Estoy segura de haber oído algo parecido
[cdb]cuando cierta noble llegó a Garreg Mach.
¿En serio? Oh, pero eso de encerrarse
[cdb]en su habitación me recuerda a mí.
Sí, pero has cambiado mucho.
Ya no te pareces a aquella ermitaña que conocí.
En la Academia de Oficiales solías pasar
[cdb]muchísimo tiempo aislada de la gente.
¿De verdad crees que he cambiado tanto?
Me cuesta ver la diferencia.
Tal vez me ha ayudado saber que mi padre
[cdb]ha empezado a aislarse del mundo.
Ahora ya no tengo que encerrarme para evitarle.
Podrías decir que se ha roto tu maldición.
Igual que la mía...