- Lin, te he estado buscando. Toma.
- Ah, los apuntes de la asamblea de esta mañana.
Gracias.
- Oye, ¿por qué ahora siempre me pides que haga esto?
- Bueno, ya comprendes la situación, así que me resulta
[cdb]más fácil pedírtelo a ti. Especialmente ahora
[cdb]que me han endosado más proyectos.
- Pero si esos proyectos los has propuesto tú.
- Además, tu caligrafía es preciosa e impecable.
Y tu estilo de escritura convierte el material
[cdb]en algo fácilmente asimilable. Es maravilloso.
- Si crees que voy a seguir siendo tu copista
[cdb]solo porque me hagas cumplidos, estás apañado.
- Hola, Dorothea.
Me alegro de que te hayas recuperado.
- Sí, me encuentro mejor, gracias. Ya no tengo fiebre.
- Pero la enfermedad me ha retrasado mucho.
Si me disculpas, tengo que ponerme al día.
- Toma.
- ¿Me estás dando... apuntes?
Espera, ¿tomaste apuntes para mí
[cdb]mientras me estaba recuperando?
- Sí, resumí la información esencial que creí
[cdb]que podrías necesitar. Asambleas de guerra,
[cdb]informes de reconocimiento y esas cosas.
- ¿Así que has escrito esto de tu puño y letra?
¿De verdad?
- ¿Por qué te sorprende tanto?
Tú siempre haces lo mismo por mí.
- Es normal que te devuelva el favor si estás enferma.
- Ah...
- Eres muy raro, ¿lo sabías?
- Nunca quieres hacer nada que requiera
[cdb]el más mínimo esfuerzo,
[cdb]incluso cuando alguien te lo pide.
- Pero te has tomado todas estas molestias por mí.
Así que, como dije, eres raro y un poco exasperante.
- Si tú lo dices. Creo que las cosas serían
[cdb]mucho más fáciles si todos se comportasen como yo.
- De hecho, eso sería genial.
Nuestras asambleas de guerra durarían cinco minutos
[cdb]al día como máximo.
- ¡Y serían inútiles! Probablemente la habitación estaría
[cdb]vacía casi todos los días porque nadie
[cdb]se molestaría en ir.
- Nada de probablemente, sería justo así.
- ¿Sabes qué?
Creo que ya te comprendo un poco mejor.
- Ser comprendido parece todo un fastidio.
- En fin, supongo que nos preocuparemos por eso
[cdb]cuando llegue el momento.
Por ahora, me temo que estoy cansado...
- Por supuesto. Bueno, como ya me encuentro mejor,
¿por qué no me tomas el relevo y te vas a dormir?
- Mientras tanto, yo me encargaré de todo.
- Será mejor que no, aún te estás recuperando.
- Uy, se me olvidó decirte que asigné tus tareas a otros.
- Así que tómate el día libre y disfruta de una siesta,
¿vale?
- Ojalá siempre fueses tan amable.
- Pero, incluso cuando no lo eres, tienes cierto encanto.
- ¿Eh? Ya soy lo bastante feliz sin encantos,
[cdb]no te molestes en buscármelos.
- Lin, ¿en serio?