- Ja, ja, ja. Por fin nos encontramos cara a cara.
- ¿Constance? ¿Qué ocurr...?
- ¡Escucha! No hace falta que estés tan tensa conmigo,
[cdb]no te guardo ningún rencor.
- Yo tengo confusión. ¿De qué estás hablando tú?
- Hablo del resentimiento entre Brigid y el Imperio,
[cdb]por supuesto.
- Ah. Guerra.
Yo tengo opinión mía acerca de...
- Obviamente estarás al tanto de que fue tu padre
[cdb]quien invadió las tierras de la Casa Nuvelle,
[cdb]mi antiguo hogar.
- Sus agresiones me arrebataron a mi familia,
[cdb]mis amigos, mis tierras... ¡Todo!
- Sin embargo, tu padre y muchos de tus compatriotas
[cdb]pagaron por esa afrenta con sus vidas.
- Además, ni tú ni yo participamos
[cdb]en esa necia contienda.
- Por lo tanto, sería infructuoso que desenterrásemos
[cdb]el pasado. No es necesario que nos comportemos
[cdb]como el perro y el gato.
- ¿Ha quedado claro? Bien. Hasta la vista.
Ja, ja, ja.
- Eh...
- Constance... tiene personalidad
[cdb]con mucha extravagancia.
Yo no tuve oportunidad de responder a ella.
- Yo no puedo dejar cosas así.
Yo debo decir a ella que yo comprendo.
- Constance, yo quiero hablar contigo acerca de eso
[cdb]que tú dijiste.
- Saludos, Petra. Me temo que os he causado un estrés
[cdb]excesivo. Por favor, aceptad mis más humildes
[cdb]disculpas por esta ofensa.
- Una persona de mi exigua y baja condición
[cdb]no tiene derecho a insultar a una mujer
[cdb]de vuestro regio estatus.
- Eh...
- Por irritante que pueda ser esto a posteriori,
[cdb]suplico humildemente vuestro perdón.
- Tú puedes tener perdón mío,
[cdb]pero yo no estoy ofendida.
- ¡Oh! Rebosáis bondad.
Vuestra piedad es demasiado buena
[cdb]para una pobre desgraciada como yo.
- Pero no debería esperar otra cosa de una persona
[cdb]capaz de reinar sobre todo un pueblo.
Vos sois un gran peñasco y yo apenas soy un guijarro.
- Deja hablar a mí, Constance. Por favor.
- Yo sé que relación nuestra es complicada.
- Yo pienso en esto todo día.
Esto llena corazón mío de dolor y confusión.
- Pero tú tuviste valentía para decir
[cdb]eso que yo no pude.
- Parad, os lo suplico.
Aplastaréis mi triste y patética persona bajo el peso
[cdb]de unos halagos tan poco merecidos.
- Creo que lo mejor será que me guarde mis opiniones
[cdb]a partir de ahora.
Os ruego que hagáis caso omiso de mis divagaciones.
- ¡Cielos! He sido tan impertinente como para deciros
[cdb]lo que debéis hacer. Disculpadme, voy a ocultarme
[cdb]bajo una roca...
- (...)
- Yo no entiendo qué ha pasado.
¿A qué Constance debería yo creer?