Eh, Annette. Buenos días. Veo que sigues tan vivaz
[cdb]y dulce como un capullo en flor.
Hola, Lorenz.
Vaya; ¿he hecho algo para despertar tu descontento?
Digamos que me has traído un mal recuerdo
[cdb]de hace mucho tiempo.
En la escuela de magia,
[cdb]una vez un noble se burló de mí.
¡¿Qué clase de canalla malnacido se atrevería
[cdb]a hacer tal cosa?!
Si un noble alguna vez se burla de tu ingenio,
¡dime dónde está para que pueda darle a probar
[cdb]de su propia medicina!
Bueno, pues quítale el tapón a ese bote de medicina
[cdb]y toma un buen trago.
Espera un momento. ¡¿Estás insinuando que fui yo
[cdb]el que se burló de ti?!
No lo estoy insinuando, lo estoy diciendo.
Te burlaste de mí la primera vez que nos conocimos.
Estabas en plan: «¡Este no es lugar para una cría!
¡Ahora reúnete con tus padres antes de que llame
[cdb]a la guardia!».
«¡No podemos permitir que una criada deambule
[cdb]por estos sagrados pasillos! ¡Seremos el hazmerreír!».
Pensabas que era una cría perdida...
¡y me llamaste fregona!
Sí, tengo un vago recuerdo del incidente;
¡ah, así que tú eras la fregona!
Eh, eso es... No eras en absoluto
[cdb]una doncella fregona, sino la noble sobrina
[cdb]del barón de Dominic.
Te ofrezco mis más sinceras disculpas por ese error.
Que las oraciones perdonen mi lengua impertinente.
Ah, no pasa nada. A ver, sería una tontería seguir
[cdb]guardándote rencor por eso, ¿no?
Si hubiéramos tenido otra oportunidad para hablar
[cdb]en condiciones entonces, tengo la certeza de que
[cdb]el asunto habría quedado solucionado con facilidad.
Pero, por desgracia, aquella fue nuestra primera
[cdb]y última oportunidad de hablar.
Ahora que lo mencionas, no recuerdo verte por allí
[cdb]después de aquello.
Sí, porque mi padre me hizo llamar raudamente
[cdb]a territorio de la Alianza.
Tras la muerte del rey, el Reino
[cdb]se había vuelto demasiado inestable
[cdb]para que permaneciese allí más tiempo.
Ah, claro.
Fue justo cuando lo de la Tragedia de Duscur.
A mi padre le preocupaba que las relaciones
[cdb]entre el Reino y la Alianza se torcieran.
Por lo tanto, me vi forzado a abandonar la escuela
[cdb]a los pocos días de mi llegada.
Mmm, tiene gracia que acabemos
[cdb]juntándonos de esta forma.
Sí, parece que el destino insiste en juntarnos.
Y, por lo que a mí respecta, ¡estoy deseando
[cdb]ver lo que nos depara el futuro!
¡Yo también! Pero si vuelves a llamarme cría o criada,
[cdb]no habrá llamada a la guardia que sirva para salvarte.
Lo juro por mi vida, tales palabras no volverán
[cdb]a cruzar mis labios.
Y como disculpa por mi grave error, por la presente
[cdb]juro acudir en tu ayuda siempre que lo requieras.
¡Solo has de decirlo y yo, Lorenz Hellman Gloucester,
[cdb]me apresuraré a acudir en tu ayuda!