- Ahí estás, Iggy.
- ¿Qué pasa, Hapi?
- Toma. Para ti.
- Mmm, gracias.
- ¿Lo has dibujado tú?
- Claro. ¿Qué te parece?
- ¡Está muy bien! Mejor de lo que esperaba.
- ¿En serio?
- Sí. Se nota mucha energía pura
[cdb]en esos trazos tuyos tan fuertes.
- Me alegra oír eso. ¿Cómo puedo mejorar?
- A ver... Bueno, supongo que quedaría bien añadir
[cdb]un poco de vegetación al fondo.
- El tema está muy bien dibujado, así que podrías
[cdb]rellenar el fondo con color para que destaque.
- ¿Vegetación? Sí, tiene sentido.
- Ah, ¿y quizá pintar también unas flores?
- Con unos pocos detalles más, ampliarías tu mundo
[cdb]y mostrarías la belleza y el misterio de la naturaleza.
- Pero no necesito nada de eso, ¿no?
Me refiero a que no va con mi estilo.
- Ah, perdona. Sí, dar prioridad al sujeto
[cdb]es igual de importante.
- El ciervo estaba tan bien dibujado que...
- Bueno, supongo que al final he ido añadiendo
[cdb]elementos según mis gustos personales.
- Espera, has dicho ciervo. ¿Qué ciervo?
- Mmm, ese ciervo de ahí. ¿El que ocupa
[cdb]prácticamente el dibujo entero?
- No he dibujado ningún ciervo.
- ¿Entonces qué es eso marrón?
- Así que parece un ciervo, ¿eh?
- Se suponía que era un chico. Esto no se me da bien.
- ¡Qué va! Quiero decir, eh...
- Es que como tú me dibujaste,
[cdb]me animaste a hacer lo mismo.
- Pero parece que no es lo mío, así que quizá
[cdb]sea hora de colgar los pinceles.
- ¡No! ¡Espera! Puedo enseñarte.
- ¡No puedes dejar el arte solo porque yo
[cdb]no haya entendido tu obra!
- Bueno, si tú lo dices, supongo que seguiré con ello.
- ¡Uf! Vale, ¿y a quién habías pintado entonces?
- A ti, Iggy.
- ¿Mmm? Perdón, ¿has dicho que soy yo?
- Espera, ¿y esos cuernos?
- Son tus gafas, evidentemente.
- ¡¿Eso son gafas?! Lo he vuelto a hacer.
¡Mil perdones!