- Escúchame bien, Sylvain. Vas a ser el próximo
[cdb]marqués de Gautier.
- Espero que sigas luchando contra las amenazas
[cdb]externas y que protejas a tu reino, tu pueblo,
[cdb]tus amigos... y tu familia.
- Algo en lo que yo fracasé, por supuesto. Perdóname,
Sylvain. Sé que he sido un padre terrible.
- (...)
- Así que ahora es cuando me ordenas
[cdb]que suceda a mi padre, ¿verdad?
- Sí. Las fuerzas de Sreng son cada vez más agresivas
[cdb]ante la invasión de la Federación.
- No podemos dejar vacante un título
[cdb]tan importante como el de marqués de Gautier.
- Lo acepto respetuosamente, por supuesto.
Lo tengo en mente desde que mi padre se fue.
- Ah. Yo, líder de la Casa Gautier...
¿Cómo se lo tomará mi hermano?
- Dudo que tenga mucho que decir llegado este punto.
No obstante, avisaremos de la noticia
[cdb]a las avanzadillas occidentales.
- Sylvain, mis más sinceras disculpas.
El marqués hizo todo lo posible para garantizarnos
[cdb]una huida segura y...
- No te disculpes. El sacrificio de mi padre perdería
[cdb]todo su valor.
- Lo que hizo no fue por orgullo, ni por su casa
[cdb]o su país. Dio la vida para proteger a sus amigos.
Es lo que quería.
- Mi padre siempre hacía lo que más le apetecía.
Así vivió siempre. Te lo prometo. No se arrepentía
[cdb]por nada.
- De hecho, cuando se fue del castillo, iba sonriente
[cdb]como no le había visto nunca.
- Si hubiéramos luchado con un poco más de destreza,
[cdb]el marqués no habría muerto.
- Es una guerra, Felix. Por mucho que nos esforcemos,
[cdb]habrá veces en las que no podremos ganar.
- La Casa Fraldarius luchó bien. Igual que Ashe
[cdb]y los demás. Todos disteis lo máximo.
- La Casa Fraldarius luchó bien. La batalla fue
[cdb]tan encarnizada que incluso Ashe tuvo que rendirse.
- Sylvain...
- No, reservo todo mi odio para los invasores,
[cdb]para la amenaza extranjera. Nos lo roban todo
[cdb]sin el más mínimo remordimiento.