- Hilda, ¿te han hecho daño?
- No, estoy perfectamente bien. Me alegro mucho
[cdb]de que hayamos ganado la batalla de hoy.
- Yo también. Pero ha habido un momento
[cdb]en que ha faltado poco. Intenta no excederte, ¿vale?
- ¿Te dio esa impresión?
Tampoco me ha parecido para tanto.
- A ver, estabas conmigo, en una posición adelantada.
¿No decías que mejor quedarte atrás tranquilamente?
- Pues no sé. Cuando te he visto ahí delante,
[cdb]no he podido evitar ir detrás de ti.
- Supongo que me sigo preocupando
[cdb]a pesar de todo lo que te he dicho.
- Pensaba que preocuparse por alguien
[cdb]como yo era una pérdida de tiempo.
- Sí, eso es lo que creía, pero resulta que, en realidad,
[cdb]mi hermano y tú sois diferentes.
- Entonces quieres decir que...
- ¿Amigos y familia son cosas distintas?
- ¿No puedo protegerme tan bien como Holst?
- ¿Es diferente porque somos amigos
[cdb]y él es de tu familia?
- No, no es eso. Mis amigos son igual de importantes
[cdb]para mí que mi hermano.
- ¿Piensas que no seré capaz de defenderme
[cdb]tan bien como Holst?
- ¡No! Sé que sabes cuidar de ti mismo.
Si acaso, ahora eres incluso más fuerte.
- Míralo de esta forma. Podría animarte hasta quedarme
[cdb]sin aliento, pero si estoy en la retaguardia
[cdb]ni te enterarás.
- Además, te perdería la pista entre la multitud.
- Sí, supongo que eso es lo que pasaría.
- Entonces, ¿cómo se supone que voy a animarte
[cdb]si no me acerco a ti?
- Pero no estabas animando. En realidad,
[cdb]participabas en la batalla.
- Oye, no fue culpa mía que hubiera tantos enemigos.
¡Me vi obligada a hacerlo! Habría corrido peligro
[cdb]en caso de no contraatacar.
- Me da la sensación de que te supone
[cdb]un problema que esté tan cerca de ti.
- Negarlo inmediatamente.
- Responder de forma ambigua.
- No, qué va. ¿Por qué iba a ser un problema?
- Me alegra saberlo. Así puedes ver de cerca
[cdb]mis intrépidas hazañas. Es como para estar
[cdb]contento, ¿verdad?
- No sé, tampoco diría tanto...
- Mmm, no se me ocurre respuesta
[cdb]menos clara que esa. ¿No te alegra
[cdb]ver de cerca mis valerosas hazañas?
- No creo que alegrar sea la palabra indicada,
[cdb]pero, sin duda, agradezco tu ayuda.
Además, eres bastante fuerte, ya lo sabes.
- Eres la hermana pequeña de Holst.
No se me ocurre nadie mejor para luchar a mi lado.
- Por favor, no digas eso. ¡Qué responsabilidad!
- No hemos ganado gracias a mí ni nada.
Sabes que no soy más que una «enclenque».
- Después de ver lo que eres capaz de hacer,
[cdb]no te llamaría «enclenque», pero supongo que a veces
[cdb]puedes parecer débil al combatir.
- ¡Exacto! Muy débil. Por eso tienes que asegurarte
[cdb]de que me mantenga sana y salva en las batallas.
- Confirmar que lo harás.
- Negarte a hacerlo.
- Pues claro que lo haré. ¿Pero no se supone
[cdb]que tendrías que animarme para que no me maten?
- ¡Por supuesto que te animaré!
A cambio de que tú me protejas.
- Sería un poco egoísta por tu parte recibir
[cdb]tanto ánimo gratis, ¿no te parece?
- Mira, si quieres que te proteja de verdad,
[cdb]tendrías que quedarte en una posición atrasada.
- Pero acabo de decirte que desde ahí atrás
[cdb]no voy a poder animarte.
- Bueno, si tú lo dices... Creo que hemos perdido
[cdb]el hilo de esta conversación.
- ¡Vale! Lo importante es mantenernos juntos
[cdb]y seguir esforzándonos al máximo.