- «Querido hijo. Espero que te encuentres bien
[cdb]y que tu hermana y tú no os peleéis demasiado».
- «Por mi parte no hay cambios...
Ningún problema a la vista».
- «Ya hace algún tiempo que dejé la Iglesia
[cdb]del Reino, pero me las arreglo bien».
- «Cuando termine la guerra, espero que los tres
[cdb]podamos volver a vivir juntos...».
- Parece que goza de buena salud.
- Sí. Me envió esta carta en cuanto le conté
[cdb]que me había reencontrado contigo.
- Sé que se alegró. Siempre estaba
[cdb]preocupada por ti, ¿sabes?
- (...)
- No te hemos visto desde que nos fuimos
[cdb]de la Casa Bartels, así que visítala cuando puedas.
- Como has leído, pensábamos que quizá podríamos
[cdb]reencontrarnos cuando la guerra termine.
- No.
- ¿Por qué no?
- No puedo... mirarla a la cara.
- Maté a mi padre. Asesiné a todos los de la casa.
Nuestra madre no debería juntarse con un asesino.
- Sí, me lo contaron... pero creo que lo hiciste
[cdb]porque sentías que era lo correcto, ¿no?
- Explícaselo. Te escuchará.
- No lo entiendes. Llevo un demonio asesino
[cdb]en el corazón.
- El Caballero Sanguinario que hay dentro de mí
[cdb]os destrozaría a tu madre y a ti sin dudarlo.
- Si eso pasara, yo... me perdería por completo.
- Pero aquí estamos hablando ahora mismo,
[cdb]y eres la misma persona de siempre.
- Mi pequeño Emile, ¡que adora los dulces
[cdb]y a los gatitos!
- Mercedes...
- Puede que ahora esté bien... y quizá el demonio
[cdb]que llevo dentro incluso desaparezca algún día.
- Pero no puedo vivir con vosotras hasta que no pague
[cdb]por mis crímenes.
- Y, si tenemos en cuenta su gravedad,
[cdb]quizá ese día no llegue nunca.
- Pero...
- Quiero únicamente que la ley me juzgue
[cdb]y expiar así mis fallos.
- Así que eso es lo que has decidido, ¿no?
- En ese caso, no me queda más remedio que apoyarte
[cdb]por mucho que me entristezca.
- Que sepas que tu madre y yo siempre te esperaremos,
[cdb]da igual el tiempo que pase.
- Ojalá llegue el día en el que puedas
[cdb]estar en su presencia con orgullo.
- Te entiendo.
- Quizá entonces ambas seamos ancianas...
- ¡Pero podremos seguir charlando
[cdb]mientras tomamos el té como siempre!
- Gracias, Mercedes.