- ♪La la laaa, la la la laaa...
La la la, la la laaa...♪
- ♪La la laaa, la la la laaa...
La la la, la la laaa...♪
- Uf. ¿Qué te ha parecido?
- Eh... Bueno, está bien.
- Vaya, es la misma reacción que antes.
- Perdona, es que soy una negada para el canto.
- Aunque me hizo sentir una cierta calidez.
Me recordó a mi madre,
[cdb]es como si me hubiese devuelto a mi infancia.
- ¡Así que lo entiendes! Es una nana muy antigua.
- Pero ya nadie recuerda la letra.
Y tampoco se la cantan a los niños.
- Así que era una nana...
Supongo que por eso me hizo sentir nostálgica.
- Pero... espera. Si nadie recuerda la letra, ¿cómo estás
[cdb]tan segura de que es una nana? ¿Solo por el sonido?
- Bueno, un erudito la investigó hace unos años
[cdb]y concluyó que eso es lo que era.
No sabría decirte si tiene razón o no.
- La falta de letra le va de maravilla.
- Me gusta que sea repetitiva.
- La verdad es que me gusta que no tenga letra.
- Así te llega al corazón sin que se entrometan
[cdb]los versos y todo su significado.
- Es una canción simple y muy repetitiva...
pero eso me gusta.
- Las canciones complejas que cambian constantemente
[cdb]son imposibles de recordar. Así que prefiero mil veces
[cdb]una canción como esta.
- Me alegra oírte reflexionar sobre la música.
- Y yo me alegro de haber tenido tantas oportunidades
[cdb]de oírte cantar.
- Tu voz cala en la gente, Dorothea, aunque no tengan
[cdb]los conocimientos para apreciar el gran nivel
[cdb]de destreza que tienes.
- Fíjate en mí. Pertenezco a la más baja ralea
[cdb]y, aun así, me emocionas tanto que casi lloro.
- Venga ya. No digas eso de ti.
- No me molesta. Y además es la pura verdad.
Mis padres me abandonaron, nadie sabe de dónde
[cdb]provengo y soy una mercenaria errante. Es lo que hay.
- Qué forma de pensar tan positiva.
Tendré que probar a adoptar una actitud
[cdb]como la tuya.
- Mientras tanto, he vuelto a poder replantearme
[cdb]mi forma de cantar gracias a ti.
- Mientras fui una diva, perdí gran parte de mi pasión
[cdb]por la lírica. Pero empiezo a sentirla de nuevo.
- Je. Eres increíble, ¿lo sabías?
- ¿A qué te refieres?
- No sé, la forma que tienes de hablar es preciosa.
- Es como si los pensamientos que salen de tu boca
[cdb]fuesen casi perfectos y encontrasen el camino directo
[cdb]a los corazones de la gente.
- Seguro que tiene algo que ver con tu entrenamiento
[cdb]de diva y con el adiestramiento que has seguido
[cdb]desde entonces.
- Por contra, yo tengo que esforzarme para formar
[cdb]frases apropiadas con las que intentar hablar
[cdb]acerca de tu canto.
- Gracias por tus bonitas palabras.
Oírte decir eso me hace sentir mucho mejor.
- Pero, para que quede claro,
[cdb]no me parece que hables tan mal.
- El discurso que acabas de soltar demuestra
[cdb]que tienes un piquito de oro. Si no te conociera,
[cdb]diría que estás intentando coquetear conmigo.