- Ay, qué placer tan sencillo entrenar por la mañana.
- Hola, Lorenz. Es un poco temprano para ti, ¿no?
¿Qué haces por aquí?
- Lo cierto es que te estaba esperando, Leonie.
Me he puesto a entrenar un poco mientras tanto.
- ¿Me esperabas a mí?
- Quería charlar de algo contigo. ¿Te acuerdas
[cdb]de la última vez que hablamos aquí?
- Dijiste que llegaría un día en el que los plebeyos
[cdb]empezarían a tomar sus propias decisiones.
A vivir sin depender de la nobleza.
- Claro que lo recuerdo. ¿Qué pasa con eso?
- Bueno... Tus palabras me dejaron conmocionado.
He pasado mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza
[cdb]desde aquel día.
- Si fuera cierto, me pregunto qué tendría que hacer
[cdb]un noble como yo.
- Uf. ¿Y bien? ¿Has llegado a alguna conclusión?
- Para la nobleza, hay una norma inquebrantable
[cdb]que dice que debemos proteger a los plebeyos
[cdb]que viven en nuestro territorio.
- Y, sin embargo, algunos se siguen escabullendo.
Así son las cosas hoy en día.
- En realidad, tú eres una de estas personas,
[cdb]aunque elegiste tu camino voluntariamente.
- Espera, ¿de verdad tienes que expresarlo así?
- No me he escabullido de nadie.
Me fui yo solita.
- Bueno... sí, supongo que sí. Perdona.
- En realidad, me cuesta muchísimo meterme en la piel
[cdb]de un ciudadano de a pie mientras me ocupo
[cdb]de los asuntos propios de un noble.
- Pero si no soy capaz de hacer justo eso,
[cdb]no lograré mantener la estabilidad en mi territorio.
- Con ese fin, pretendo incorporar a la Casa Gloucester
[cdb]a un plebeyo excepcional que será mi consejero.
- Qué sorpresa. Pensaba que siempre tenía que haber
[cdb]una gran distancia entre nobles y plebeyos.
- Te aseguro que esa distancia aún existe.
Pero últimamente me he dado cuenta de algo.
- Mientras avanzamos hacia un futuro incierto,
[cdb]cada vez más plebeyos empezarán
[cdb]a renunciar a su papel establecido.
- Esa nueva era no tardará en ser una realidad.
Tu forma de actuar es la prueba de ello.
- Eh, no te precipites. No creo que yo sea
[cdb]ninguna pionera ni nada de eso.
- Mmm. Solo he interpretado lo que escondían
[cdb]tus palabras. Te agradezco que me hayas abierto
[cdb]los ojos.
- Bueno, sigo sin entenderlo. Y no hace falta
[cdb]que me agradezcas nada.
- Leonie, esta idea se me ocurrió pensando en tu vida.
- Y sobre la propuesta que mencioné antes
[cdb]de incorporar a un plebeyo a la Casa Gloucester...
- ¿Querrías ser esa persona?
- Te agradezco la oferta, en serio.
- Sé que es un honor inmenso,
[cdb]pero quiero hacer otras cosas en la vida.
- Sueño con ser mercenaria como el capitán
[cdb]y estoy en pleno proceso para conseguirlo.
No puedo dejarlo ahora. No lo haré.
- Muy bien. No quiero ser un impedimento
[cdb]para que consigas tus sueños.
- Así que te deseo lo mejor en tu aventura.
Estaré aquí si cambias de idea.
- Me alegra tener un plan alternativo. Gracias, Lorenz.