- Gracias otra vez por ayudarme hoy.
- Lo he hecho encantado.
- «¿Tráeme más heno, cuatro ojos?». ¡Qué grosera!
- Lo siento, Ignatz. Creo que está cogiendo
[cdb]demasiada confianza contigo.
- ¡Ja, ja! Me alegro de que se haya acostumbrado a mí...
Aunque podría haber dicho eso mismo ahorrándose
[cdb]lo de «cuatro ojos»...
- Ignatz, ¿por qué has seguido ayudándome
[cdb]a cuidar de los pegasos?
- Seguro que ya tienes lo que necesitas para pintarlos,
[cdb]pero sigues trayendo heno y limpiando establos.
- Quizá tengas razón, pero es uno de mis sueños.
- ¿Te acuerdas de aquel cuadro mío que viste?
Lo pinté pensando en un pegaso en el que monté
[cdb]con mi madre cuando era niño.
- ¿Montaste en un pegaso con tu madre?
- Sí. Al parecer, fue caballero pegaso hace mucho
[cdb]tiempo. Cuando le dije que quería montar,
[cdb]me llevó con ella.
- Al empezar a volar me dio tanto miedo
[cdb]que me acurruqué en sus brazos y no vi nada.
- Cuando por fin conseguí abrir los ojos,
[cdb]la vista era... espectacular.
- Vi Leicester entero bajo mis pies.
Me removió algo por dentro y quise... quise...
- ¿Quisiste ser pintor?
- ¡Me propuse ser caballero pegaso! Pero fue solo
[cdb]uno de mis absurdos sueños infantiles.
- Además, cuando bajamos mi madre me contó
[cdb]que los pegasos no dejan que los monten hombres.
Así que mi sueño se desvaneció rápidamente.
- Ya veo.
- Pero aunque haya tenido que renunciar a ese sueño,
¡puedo ser lo que quiera gracias a mi imaginación!
- Y, si estoy en contacto con los pegasos, me resulta
[cdb]más fácil imaginarme surcando los cielos en uno.
- Está claro que aún sigues queriendo montar.
- Aunque no estuviéramos hablando de eso ahora,
[cdb]tu pasión se nota en lo que pintas.
- ¿Qué? ¿Sabes... cómo me siento?
- Sí, es fácil saber que los pegasos te parecen preciosos.
- Ah, te refieres a eso...
- Y si este pegaso se da cuenta de cómo te sientes,
[cdb]quizá... solo quizá... te deje subir.
- Pero... ¿eso no es imposible?
- Normalmente, diría que sí. Pero ya te conoce bien y...
sinceramente, me encantaría verlo.
- Sería genial que tu sueño se cumpla por fin.
- Bueno, visto así, supongo que no puedo negarme.
- Hola, pegaso. ¿Te animas a llevar a tu nuevo amigo
[cdb]cuatro ojos a volar por el cielo?
- ¡No! Me quiero bajar. ¡Déjame bajar!
- Quería volar, ¡PERO NO ASÍ!
- Uf, pensé que dejaría que se montara,
[cdb]no que le mordería la ropa.
- Por la Diosa, espero que no se le rompa.
Se caería desde muy alto.
- ¡Así no puedo disfrutar del paisaje! ¡Mariaaanne!
¡AYÚDAMEEE!