Un pajarito me ha dicho que su majestad
[cdb]quiere contratar a un guardaespaldas.
No sé de dónde saca la información ese pajarito,
[cdb]pero sí, es correcto.
Genial, conozco a la persona perfecta
[cdb]para el trabajo.
Si la cosa va de fuerza, integridad y lealtad,
[cdb]no hay nadie que le supere.
Déjame adivinar, esa persona se llama Balthus.
¡Exacto! Oye, seguro que el guardaespaldas
[cdb]de la Emperatriz cobra mucho, ¿no?
Yo necesito el dinero y tú necesitas la protección.
Ambos nos beneficiamos con este trato.
Ya veo.
Bueno, antes tendrás que hablarlo con Hubert.
Ya lo he intentado, créeme.
Apenas me dirigió la palabra.
Dijo: «¿Por qué dejaría la seguridad de su majestad
[cdb]a cargo de un peligro como tú?».
«Vuelve a preguntármelo cuando estés seguro
[cdb]de haber cambiado de actitud». Qué mala leche.
¿Y qué te hace pensar que no te diré lo mismo?
Eh... ¿Eso es un no?
No. Es un «por supuesto que no».
Quieres guardarme las espaldas, pero Hubert
[cdb]me ha dado una dilatada lista de motivos por los que
[cdb]no debería confiar en que me guardes nada.
Solías ser el líder de la Casa Albrecht,
[cdb]pero ahora eres un vagabundo.
También le debes dinero a la Casa Gloucester,
[cdb]entre otras, y alguien le ha puesto precio a tu cabeza.
Y esa es la única parte que piden por la recompensa.
¿Y es necesario que hable de tu historial familiar?
Mmm. Estaba claro que el ministro
[cdb]del Consejo Imperial iba a desenterrar
[cdb]todos los sucios detalles de mi pasado.
No todos los detalles son sucios.
Sabemos que derrotaste a lord Holst en el torneo
[cdb]de Goneril, eres el único que lo ha conseguido.
Así que, aunque tu fuerza es indiscutible,
[cdb]la gente te tendría más respeto
[cdb]si te comportases de una forma menos licenciosa.
Empezando por tu trato hacia las mujeres.
Eh, para el carro. No voy a ponerme a coquetear
[cdb]con mi jefa, especialmente si mi jefa es la Emperatriz.
Hasta yo tengo límites.
Lo dudo mucho.
Bueno, solo hay un modo de demostrarme
[cdb]lo contrario. Tendrás que contratarme.
¿Me tomas por una necia? Qué decepcionante.
Oye, que valía la pena intentarlo. Pero vale, tú ganas.
Dejaré de lado el tema del trabajo...