Ah, has vuelto. He oído que entraste
[cdb]en territorio flardariano.
Sí, tenía unos asuntos de los que ocuparme allí.
¡Olvidaba cuánto tiempo había pasado!
¿Cómo fue estar de vuelta?
Siempre ha sido como un segundo hogar para mí,
[cdb]de algún modo, así que estar allí trajo de vuelta
[cdb]muchos recuerdos.
De pronto, me encontraba tomando atajos
[cdb]por todas partes, aun sabiendo que no tenía tiempo
[cdb]para nimiedades.
¿Y qué impresión te dio en su estado actual?
La región en sí es tranquila y pacífica.
Pero las ciudades y pueblos circundantes
[cdb]se encuentran en una situación precaria debido
[cdb]a la escasez de alimentos.
Me recuerda a cuando en la región de Galatea
[cdb]se peleaban por las provisiones durante la hambruna.
Si la cosa sigue así, podría haber una revuelta.
Quizá deberíamos pedir a los refugiados que labren
[cdb]la tierra. Ah, pero no soy yo quien debe tomar
[cdb]esa decisión.
Gracias, Ingrid. Le haré saber a Felix lo que piensas
[cdb]sobre el asunto.
Se agradece. Ah, y no todo ha cambiado a peor.
Hay tiendas nuevas y todos los caminos han recibido
[cdb]un buen mantenimiento.
Es sorprendente ver cómo ha cambiado todo
[cdb]con el paso de los años.
Cierto es, antes la visitabas varias veces al año,
[cdb]cuando Glenn aún vivía.
Pues... sí.
Aunque nunca habría vuelto de visita
[cdb]de no habérseme presentado esta oportunidad.
Me alegro de haberla aprovechado.
Una vez termine la guerra, ¿te importaría que viniera
[cdb]a visitar Fraldarius como antaño?
En absoluto, puedes venir siempre que quieras.
Tengo la certeza de que Felix y el resto de mi familia
[cdb]te darían una cálida bienvenida.
Desde luego eso te lo debemos, teniendo en cuenta
[cdb]todo lo que les has soportado a mis hijos.
Para nada. Si acaso, ellos me han soportado a mí.
Mis dos hermanos son mucho mayores que yo,
[cdb]así que Glenn y Felix eran mis amigos
[cdb]cuando era niña.
Haciendo memoria, tengo la sensación
[cdb]de que siempre estaba dándole órdenes a Glenn...
Bueno, si el tiempo que pasasteis juntos te ayudó
[cdb]en el más mínimo sentido, me doy por satisfecho.
Y sé bien que Glenn estaría encantado.
Aquellos días para mí son irreemplazables.
Siempre vivirán en mi corazón.
Hablas como una verdadera hija del conde
[cdb]de Galatea. Te has hecho muy fuerte, Ingrid.
Gracias por decirlo. Aun así, quiero seguir adelante
[cdb]lo mejor que pueda.
Pese a que es bueno conocer los propios límites,
[cdb]se nos debe permitir mostrar debilidad.
Ah, pero mírame, dándote charla mientras sigues
[cdb]cubierta del polvo del camino. Mis disculpas.
No, agradezco tu preocupación. Gracias.
No hay por qué darlas.
Al fin y al cabo, eres como una hija para mí.