- Yuri, ¿podría hablar contigo un momento?
- Seteth. ¿Necesitas algo? Si quieres hablar
[cdb]de negocios, podemos ir a algún sitio más privado.
- No, no es nada del estilo.
Resulta que te he visto hablando antes
[cdb]con uno de los académicos.
- Tenía curiosidad por conocer la naturaleza
[cdb]de vuestra conversación. Parecías bastante absorbido.
- Así que nos has visto, ¿eh? Bueno, supongo que estás
[cdb]familiarizado con el tema...
- Estaba intentando aprender algo más
[cdb]sobre la leyenda de los Diez Elegidos.
- Eso es... muy diligente por tu parte.
Estoy impresionado.
- No hay nada de diligente en ello. Es solo
[cdb]que no recibí la misma educación
[cdb]que mis compañeros nobles.
- Se dice que la Diosa concedió a los Diez Elegidos
[cdb]poder en forma de emblemas, permitiéndoles derrotar
[cdb]los males que amenazaban Fódlan.
- El poder los liberó de los estragos del tiempo
[cdb]e incluso los salvó del borde de la muerte.
- Eso cuenta la leyenda. También se dice
[cdb]que los portadores de emblemas viven mucho más
[cdb]que aquellos sin emblema.
- Hay incluso una teoría que sugiere que Némesis,
[cdb]el Rey Libertador, vivió varios siglos.
- ¿Ah, sí...?
- Sin embargo, me pregunto por qué te interesaría
[cdb]este tipo de asunto.
- Mmm... Bueno, supongo que puedo confiar en ti.
La verdad es que quería averiguar exactamente
[cdb]quién soy.
- Dada tu posición, no estoy seguro de que sepas
[cdb]qué emblema porto.
- De hecho, soy consciente. Debo admitir
[cdb]que descubrirlo cuando te matriculaste
[cdb]en la Academia de Oficiales fue toda una sorpresa.
- Después de todo, portas el emblema de Aubin,
[cdb]que se creía perdido hace mucho tiempo.
- Un emblema sumamente raro,
[cdb]y aun así no tengo idea de dónde salió.
- Siendo el estatus de mi madre el que es, no tengo
[cdb]ni la más mínima pista sobre quién es mi padre
[cdb]o de dónde era.
- Nunca dudé por un momento de ser
[cdb]el hijo de mi madre, pero cuando supe
[cdb]lo de mi emblema...
- Me hizo cuestionarme todo lo que alguna vez supe
[cdb]sobre mí mismo.
- Ya veo... Así que ni tú mismo conoces el origen
[cdb]de tu emblema.
- Pero he oído que los Diez Elegidos no nacieron
[cdb]con emblemas.
- Así que pensé que sería un buen lugar
[cdb]para empezar a indagar.
- Sea cual sea la naturaleza de tu emblema,
[cdb]estoy seguro de que te fue concedido
[cdb]por voluntad de la Diosa.
- No reniegues del poder que habita en tu sangre.
Aprécialo y encontrarás tu camino.
- Je, lo que dices es propio de las escrituras, pero valoro
[cdb]los ánimos. Ahora, si me perdonas, tengo asuntos
[cdb]que atender.
- (...)