Perdona por lo de antes, Ignatz.
No te he ayudado mucho.
No pasa nada. En realidad, sí lo has hecho.
Desde luego, tus historias sobre Gustave
[cdb]me han servido para confirmar lo que pensaba.
¿Que lo tuyo no es ser caballero?
¿Eso es lo que ibas a decir?
Mmm. Exacto. Eres muy inteligente, Annette.
Bueno, ya que este malentendido ha sido culpa mía,
[cdb]será mejor que lo aclare.
¿Qué malentendido?
Mira, mi padre es un caballero increíble
[cdb]y cualquiera lo sabe.
Pero, si todos los caballeros fueran como él,
[cdb]seguiríamos perdiendo las guerras.
No te dejes engañar por las apariencias...
es muy descuidado consigo mismo y terco
[cdb]como una mula, además de un poco neurótico.
Pero quizá sea el mejor guerrero de por aquí.
¿No implica todo eso el trabajo de caballero?
No necesariamente. El caso es que mi padre
[cdb]supervisa a gente de todo tipo.
La mayoría son excelentes guerreros, claro.
Pero otros casi no saben ni montar a caballo.
Pero confía en todos por igual.
¿Cómo puede fiarse de un caballero
[cdb]que no sabe luchar?
Porque tienen otras habilidades. Por ejemplo,
[cdb]hay varias personas a su cargo que lo saben
[cdb]absolutamente todo sobre cocina e ingredientes.
Imagínate que les atacan y las provisiones escasean.
Estos soldados sabrán qué ingredientes buscar
[cdb]para preparar comida y que el resto siga luchando
[cdb]un día tras otro.
Así se ganan la confianza de tu padre.
Todo el mundo tiene sus fortalezas y debilidades.
La persona al mando debe conocerlas
[cdb]y dar órdenes en consecuencia.
Esto lo aprendí indirectamente a través de mi padre,
[cdb]pero sé que es cierto. Así que no creo que tengas
[cdb]motivos para ser tan pesimista.
Atacar directamente al punto débil de la fuerza rival
[cdb]no es lo único útil que puede hacer un caballero.
¿De verdad crees que ayudo de alguna manera?
¡Claro! Quizá sea con tus dibujos o tus conocimientos
[cdb]de arte. A lo mejor, con tu forma de mirar
[cdb]lo que te rodea, pendiente de todos los detalles.
Tienes muchas virtudes y sería una lástima
[cdb]enterrarlas bajo una montaña de inseguridades.
¿Sabes qué? Tienes razón. ¡En nuestro ejército
[cdb]hay gente de todo tipo!
En ese caso... Creo que seguiré esforzándome
[cdb]para mejorar como caballero.
Me alegra saberlo. Estaba empezando a agobiarme,
[cdb]así que no he podido evitar explicártelo.
Y ya sabes cómo lo estropeo siempre todo
[cdb]en cuanto me desconcentro, ¿no?
Antes me preocupaba mucho por lo mismo que tú...
Pensaba que era un lastre para todos.
¿En serio? ¡Si nos ayudas constantemente, Annette!
Si no fuera por todo lo que me animaste,
[cdb]habría renunciado a ser caballero.
Ay, cuánto me alegra eso, Ignatz.
Qué bien haberte ayudado.
Sé que tenemos nuestras propias preocupaciones,
[cdb]pero seguiremos esforzándonos juntos.