Maldito sea ese necio decrépito.
Atacar por su cuenta ha sido un acto
[cdb]de lo más imprudente.
De haber sido más paciente, ¡podríamos habernos
[cdb]unido al cuerpo principal del ejército imperial
[cdb]y movilizarnos como una unidad cohesionada!
Parece que la oferta de asilo del Reino
[cdb]a la Iglesia Central le ha empujado a actuar.
Conoces bien el profundo odio que lord Lonato
[cdb]siente por la Iglesia y sus miembros. Desde el día
[cdb]en que rebanaron el cuello de su hijo con una espada.
Pero ¿qué hay de su hijo adoptivo?
¿No fue nombrado caballero de la familia real?
Durante un tiempo, también sirvió al gran duque
[cdb]de Itha.
No me puedo ni imaginar lo que estará pensando
[cdb]ese hombre.
¿De verdad? A mí me parece un asunto muy sencillo.
Siente un odio visceral tanto por la Iglesia
[cdb]como por la Arzobispa que la preside.
En tanto que merecen un castigo definitivo
[cdb]en la mente de Lonato, también lo hace el rey
[cdb]que ha decidido acogerlos.
Si se hubiera parado un momento a considerar
[cdb]cómo me afectarían sus ridículos actos...
Traicioné al Reino con la promesa de que el Imperio
[cdb]protegería nuestro territorio en mente.
Por supuesto, no servirá de nada si acabamos
[cdb]con nuestras tierras arrasadas y mi cabeza empalada
[cdb]en la lanza del iracundo rey de Faerghus.
¡Ja! Imagino que estará bastante enfadado, sí.
Deberíamos prepararnos para lo que viene.
Si lord Lonato y sus hombres caen,
Arianrhod sin duda estará bajo asedio.
En cuyo caso, se lo cederíamos de nuevo al Reino.
Una oferta de paz, por así decirlo, pero si Lonato
[cdb]vence, nos uniremos al Imperio, como planeamos.
Ambos bandos codician la fortaleza.
Sea cual sea el rumbo que tome la guerra,
[cdb]solo debemos seguirlo para mantenernos a flote.
¿Estás seguro, excelencia? Normalmente te opondrías
[cdb]a un comportamiento tan ladino.
No te hagas el tonto conmigo, Gwendal.
Has sido tú quien lo ha dicho.
No hay humillación en rendirse, siempre
[cdb]y cuando luches con garras y dientes hasta el final.