¿No es un poco tarde para estar estudiando,
Dorothea?
Hola, Edie. Parece que no soy la única trasnochadora.
Deberías irte a dormir.
La falta de sueño es muy mala para la piel.
¿Y tú no te aplicas el cuento?
Bueno, como todos os esforzáis tanto,
[cdb]supuse que debería hincar los codos.
Especialmente con temas como la estrategia
[cdb]y las tácticas. Esas dos cosas se me dan fatal.
Habrías tenido la oportunidad de aprender acerca
[cdb]de esos temas si nos hubiésemos quedado
[cdb]en la Academia de Oficiales.
Ahora que lo pienso, supongo que te has perdido
[cdb]muchas experiencias.
Edie, por favor.
No, espera. Mi decisión y mis acciones son, en parte,
[cdb]culpables de haberte arrebatado esas oportunidades.
Siento que te debo una disculpa por eso.
Hiciste lo que creías que era correcto.
Y tampoco es que ninguno de nosotros predijese
[cdb]todos estos problemas con el Reino y la Alianza.
Sí, pero...
Mira, admito que me resultó triste ver el cierre
[cdb]temporal de la Academia.
Me dejé la piel para poder matricularme.
Fue algo muy difícil para mí.
Y cuando se clausuró el curso, perdí
[cdb]la mejor oportunidad de encontrar a mi príncipe azul.
O princesa.
Sabía que no estabas contenta con eso.
Dorothea, te pido mis más sinceras disculpas.
Espera, Edie, déjame terminar.
Iba a decir que, si nos hubiésemos quedado
[cdb]en la Academia, habrías sufrido mucho.
Te habrías pasado el curso llena de tristeza
[cdb]e incertidumbre acerca de tu padre y el futuro
[cdb]del Imperio. Eso podría haberte hecho mucho daño.
¿No estás exagerando un poco?
Me alegro de que ya estés libre de ese tormento
[cdb]y puedas dedicarte a crear el mundo
[cdb]con el que sueñas.
Me gusta mi nueva vida.
Trabajar para ti me viene que ni pintado.
Por favor, no digas eso.
Me refiero a lo de trabajar para mí.
Me gustaría pensar que trabajamos codo con codo.
Siempre me estás ayudando.
Te considero una gran amiga.
Y no lo digo como emperatriz, sino como camarada.
Gracias, Edie.
¿Te importa si dejo que se me suba a la cabeza?
«Dorothea, la amiga más querida de la Emperatriz...».
Suena bastante bien.
El nombre «Dorothea, la Cantante Mística»
[cdb]no estaba mal, pero este nuevo título
[cdb]evoca cierta cordialidad y dignidad.
En ese caso, a partir de ahora se me conocerá
[cdb]como la «emperatriz Edelgard,
[cdb]la amiga más querida de la Cantante Mística».
Oh, no, eso no puede ser. Porque si ese es tu título,
[cdb]el mío sería «Amiga más querida de la amiga
[cdb]más querida de la Cantante Mística».
Tienes razón, no podemos permitirlo.
¿Y si simplemente me prometes que nos trataremos
[cdb]con confianza?
Da igual lo que diga el resto del mundo,
[cdb]quiero que siempre nos apoyemos la una a la otra.