- Sé que eres una chica lista, Hilda.
Esta vez has tenido mala suerte, sin más.
- Pero, aunque delegues el trabajo en otra persona,
[cdb]al final la responsabilidad seguirá siendo tuya.
Así que ve con cuidado.
- Lo sé. Lo siento.
- Entonces hazte cargo y termínalo.
- Aunque va a ser complicado hacer tanto sola...
- Ah, Marianne. Acércate.
- Claro. ¿Qué necesitas?
- Quiero que ayudes a Hilda.
- Mmm, vale. Puedo encargarme.
- Gracias. Pues poneos manos a la obra.
- Jo, esta vez la has liado de verdad, Hilda.
No es nada habitual en ti...
- Siento haberte metido en este lío, Marianne.
- No pasa nada. Mmm, ¿qué tengo que hacer?
- ¿Podrías organizar todas estas armas y armaduras
[cdb]por categorías?
- Primero, voy a separar las que sirven
[cdb]de las que están rotas.
- Se supone que tenía que colocar cada tipo de objeto
[cdb]en una caja diferente y llevarlo todo al almacén.
- Pero se ve que el mensaje se perdió por el camino,
[cdb]por eso está todo apilado en este montón gigante.
- Lo entiendo.
- ¿Cómo vas por ahí, Maria...? ¡Pero qué...!
¡Está todo peor que antes!
- Mmm, ¿sí? Lo siento. Quería ser muy específica
[cdb]con la clasificación, pero se me fue de las manos.
- ¡Hilda! ¡Marianne! ¡Voy a ver si habéis avanzado
[cdb]y espero llevarme una sorpresa positiva!
- ¡Oh, no! ¡Ya viene! Rápido, ¡mete esto
[cdb]debajo de una alfombra o algo!
- Mmm. Señoritas, corregidme si me equivoco,
[cdb]pero está todo peor que cuando me fui.
- Mmm, yo...
- Lo siento, Judith. Es culpa mía.
- Lo había organizado como querías y, de repente,
¡pum! Me tropecé y choqué contra el montón.
Las armas salieron volando por todas partes. Ja, ja, ja.
- Ya veo.
- Hilda, cuando te dije que te hicieras responsable
[cdb]de tus tareas, no me refería a que te encargues
[cdb]de absolutamente todo.
- Vale. Entendido. Seré más cuidadosa.
- (...)
- A ver, ¿por qué no os tomáis un descanso las dos?
El desorden no se va a mover de aquí.
- Lo siento, Hilda. Ha sido culpa mía...
- Eh, no te preocupes. En realidad, fue culpa mía
[cdb]desde el primer momento, ¿sabes?
- Venga, vamos a tomarnos ese descanso.
Me muero por una taza de té.
- De acuerdo. Gracias, Hilda.