- ¡Ya! ¡Ja! ¡Yaaa!
- (...)
- ¿Eres tú quien está ahí atrás, Hilda?
- ¡Ah! ¡Holst, me has asustado!
¿Cómo sabías que estaba aquí?
- Intento mantener la mente centrada y despejada
[cdb]todo el tiempo. ¿Cómo no iba a reconocer
[cdb]la presencia de mi propia hermanita?
- Es una habilidad que cualquiera puede alcanzar
[cdb]entrenando correctamente. Deberías probar.
- Entrenar no es mi fuerte.
- También me pasa con nuestros ejercicios
[cdb]de entrenamiento habituales. Si no me obligan,
[cdb]ni me molesto.
- ¡Ah! Eso es porque eres un prodigio excepcional.
Tu talento brilla, aunque no te esfuerces nada.
- Ahora que estamos los dos aquí, ¿por qué no entrenas
[cdb]conmigo? Será como en los viejos tiempos.
- ¿Te refieres a cuando me apoyaba en tu espalda
[cdb]mientras hacías flexiones?
- No, gracias. Cuando era niña me parecía divertido,
[cdb]pero ahora me daría mucha vergüenza.
- Mmm. Qué pena.
- Por cierto, Holst, ¿cuánto tiempo tienes previsto
[cdb]quedarte con nosotros?
- Todo lo que pueda. Sería un engorro tener que venir
[cdb]cada vez que se celebre una mesa redonda.
- Pero me tocará regresar a casa de inmediato si Almyra
[cdb]empieza a mostrar signos de rebeldía.
- Todo lo que pueda. No seré de mucha utilidad
[cdb]si estoy lejos de nuestro Rey en tiempos de guerra.
- Y, aunque haya abdicado, nuestro padre está sano,
[cdb]así que no tengo por qué preocuparme si dejo
[cdb]nuestro territorio en sus manos.
- Mmm. ¿Entonces el hecho de que tu hermana
[cdb]pequeña esté aquí no te influye nada?
- No te ha agradado mi respuesta, ¿eh? Pensaba que
[cdb]no te gustaba cuando reconozco ser tan protector.
- Pero sí, por supuesto que eres el principal motivo
[cdb]por el que estoy aquí. ¡Así puedo mantenerte a salvo!
- Además, tengo que estar listo para enfrentarme
[cdb]a los golfos que intenten cortejarte. ¡Ja, ja, ja!
- Sí, eso no me hace tanta gracia. No son solo golfos
[cdb]quienes tienen miedo de acercarse a mí.
- Bueno, lo hace por mi bien, así que supongo
[cdb]que no es malo.
- Pero también estoy aquí por otro motivo.
- Ah, ¿sí?
- No todos los días se presenta la oportunidad
[cdb]de batirme con la espada contra un guerrero
[cdb]como el conde de Bergliez.
- La oportunidad de batirme con la espada
[cdb]contra los guerreros más fuertes del Reino
[cdb]y los Caballeros de Seiros no se da todos los días.
- El verdadero coraje solo se perfecciona en combates
[cdb]a vida o muerte contra los más fieros luchadores.
- El mero hecho de pensar en cruzarme un día
[cdb]con estos veteranos me hace muchísima ilusión.
- Claro que sí.
- Así que ese es el verdadero motivo de tu presencia.
Debería haberlo adivinado.
- ¡No! No me malinterpretes, Hilda... Es evidente
[cdb]que la motivación más importante de mi vida
[cdb]es el bienestar de mi querida hermana.
- Sí, sí. Lo que tú digas.
Buena suerte con el entrenamiento.
- ¡Espera! ¡Te ruego que esperes!
¡Querida Hilda, vuelve!