- (...)
- ¿Bernadetta? ¿Qué haces aquí?
- Uy, creo que te estoy interrumpiendo.
Ya me marcho.
- ¡Linhaaardt, escucha!
- Uf.
- ¿Te acuerdas de la pareja que vimos aquí en una cita?
¡Pues el hombre murió!
- Por desgracia, estas cosas suelen pasar.
Supongo que no es más que otra trágica
[cdb]historia de amor.
- Creía que vivirían felices para siempre, y...
¡y no puedo soportar que acabe así! ¡Es horrible!
- Tal vez, pero este es el resultado de que el Imperio
[cdb]haya decidido iniciar una guerra.
- Y, aunque ahora estemos aliados con quienes quieren
[cdb]detenerla, seguimos teniendo que luchar
[cdb]en este bando.
- Pero yo creía que el poder de su amor les ayudaría
[cdb]a superar todas las amenazas.
- Le pides demasiado al amor.
- Hay ocasiones en las que las emociones le permiten
[cdb]al cuerpo superar los límites de lo posible...
- Pero los efectos son mínimos.
Nada de eso traerá a los muertos de vuelta a la vida.
- Lo sé, Linhardt. Solo creo que es algo muy triste.
¿No te parece?
- Si tantas ganas tienes de oírlo, sí, diría que es triste.
- ¡¿Qué pasa contigo?!
- Ni siquiera sé cómo se llamaba el hombre.
Además, en el campo de batalla también mueren
[cdb]enemigos, ¿por qué solo nos dan pena los aliados?
- Bueno, porque... son nuestros aliados.
- Obviamente, no querría que tú murieses.
Eso me entristecería mucho.
- Y la persona que menos quería ver muerta
[cdb]ya no está entre nosotros...
- Yo tampoco quiero que mueras, Linhardt.
- ¡Lloraría mucho más si murieses!
Solo con pensarlo me... me... ¡Buaaa!
- Oh, cielos.
Por favor, no llores por cosas que aún no han pasado.
- Oh, no. Es justo lo que estoy haciendo.
Perdona, Linhardt.
- No pasa nada. Pero será mejor asegurarnos
[cdb]de que ambos sobrevivamos a esta guerra juntos.
- Si podemos conseguirlo, lo que has dicho
[cdb]se hará realidad y estaré encantado de disculparme.
- ¿Disculparte? ¿Por qué?
- Por rechazar la idea de que los sentimientos mutuos
[cdb]de dos personas pueden ayudarlas a superar
[cdb]el riesgo de muerte.
- Al fin y al cabo, si ambos sobrevivimos a la guerra,
[cdb]eso refutaría todos los argumentos que he dado
[cdb]en contra de esa idea.
- Oh, ya lo entiendo.
- Así que tú y yo... y el poder de nuestros sentimientos
[cdb]mutuos... podrían... Eh, espera. ¿Nuestros... qué?
- Esta conversación tan sincera me ha agotado.
Tengo que echarme a dormir.
- ¿Otra vez? ¡No! No te atrevas a dormirte ahora.
Si lo haces, te dejaré aquí solo.
- Qué descanso. ¿Eh? ¿Qué ocurre ahí?
- No estoy soñando, ¿verdad?
¡La Diosa ha respondido a mis plegarias!
- Cuando estaba a punto de morir, recordé tu rostro...
¡y sucedió un milagro!
- Parece que se exageró la información
[cdb]acerca de su muerte en combate.
Tendré que contárselo a Bernadetta.
- Aunque teniendo en cuenta cómo es ella,
[cdb]es tan probable que se alegre por esto
[cdb]como que crea que es un fantasma.