- ¿Otra noche dura, Miguela?
- No te pases de insolente...
Ayer bebí un poco de más, eso es todo.
A lo que importa: viste mi actuación, ¿verdad?
- Sí, estaba en la taberna. Sí que tienes una voz
[cdb]realmente preciosa. Fue impresionante.
- Te lo dije.
Pero... ¿solo te pareció impresionante mi voz?
- Bueno, a ver, cuando cantabas frente a todo
[cdb]ese público, estabas... deslumbrante. En serio.
- ¿Siempre estás así cuando actúas
[cdb]para la gente de la ciudad?
- Ay, por favor. Quizá en sus sueños.
- Ayer fue una ocasión especial porque tú estabas ahí.
Teníamos un trato, ¿recuerdas?
- Ah, sí, el «soborno».
- No se lo habrás contado a nadie, ¿verdad?
Lo que dije en sueños y eso.
- Ni a un alma.
- Creo que no...
- No. Ni una palabra a nadie,
[cdb]ni sobre el sueño donde te dejaban.
- ¡Chist! ¡Ahora no vayas pregonándolo!
- Esto... Creo que no he dicho nada.
- Más te vale, porque de haberlo hecho,
[cdb]tendrías que lidiar con mi faceta menos amable.
- Pues no creo que tengas nada de malo,
[cdb]ni siquiera cuando estás de resaca.
- ¿De verdad?
- Solo te hace parecer una mujer madura
[cdb]y despreocupada. Otra interesante faceta tuya.
- Un día eres una médica que salva vidas y, al siguiente,
[cdb]una guerrera en el campo de batalla.
- Me gustan todas tus facetas.
- ¿Que te gustan, dices?
- Más bien no puedo quitarte los ojos de encima.
Y más ahora, después de haberte visto cantar y eso.
- Hay muchas facetas distintas que se unen
[cdb]para formar una persona completa.
- Quizá eso es lo que me atrae,
[cdb]preguntarme cuál es la verdadera Miguela.
- La verdadera yo es la diva majestuosa,
[cdb]brillando bajo los focos, por supuesto...
- Puf, ya, claro.
No me engaño: esos días quedaron atrás.
- Parece ser que he llegado a una edad en la que debo
[cdb]hallar consuelo en los días de gloria del pasado.
- ¿En serio piensas eso?
- Creo que seguramente seas mucho más atractiva
[cdb]ahora que cuando eras famosa.
- Vaya...
¿Es cosa mía o estás intentando que caiga a tus pies?
- ¿Eh? Espera, no. No me refería a eso.
- Quería decir que el atractivo de una persona... no sé,
[cdb]se refina a medida que envejece.
Como el buen vino o algo así.
- Bueno, no hay necesidad de sentirse incómodo.
¿Qué te parece si quedamos esta noche
[cdb]y hablamos de nuestro futuro?
- Ah, mmm, tengo cosas que hacer esta noche.
Lo siento. Quizá en otra ocasión.
- Oh, ¿en serio? Vale, lo dejamos para otro día.
Así tendremos más tiempo para hablar.
- Pero no me dejes tirada, ¿eh? O te arrepentirás.
- Ja, ja, ja... Ja, ja... Eso era broma, ¿verdad? ¿Miguela?
¿Verdad?