- Mmmm... ¿Por qué siento como si alguien
[cdb]me estuviera siguiendo?
- Hola, Bernadetta.
- ¡¡Aah!! ¡Eh! ¡Alguien!
- Basta. No soy un fantasma ni vengo a echarte
[cdb]la bronca. Solo he venido a por comida
[cdb]porque tengo hambre.
- He estado todo el día trabajando
[cdb]y me perdí la hora de la cena.
- Ah, entonces te ha pasado como a mí.
- Es bastante difícil estar recluido dentro todo el día.
Siempre pierdo la noción del tiempo.
- Sí, me pasa. Eh, pero ¿cómo ibas a saber
[cdb]que he estado recluida todo el día?
- Cielos, ¡¿ese «trabajo» tuyo era espiarme?!
- No. Si tuviera tiempo para espiar a la gente, no habría
[cdb]pilas de documentos acumulándose en mi escritorio.
- Caray. Qué agobio.
- Espera un momento, ¿por qué estás cogiendo
[cdb]todos esos vegetales crudos y carne seca?
- Porque es mi cena. La que me perdí.
Creía haberlo dejado claro.
- ¿Y te los vas a comer tal que así?
Eh, no es que haya ningún problema con ello.
- Bueno, Bernadetta, quizá podríamos cocinar
[cdb]algo juntos.
- ¿Cocinaaaar?
- Sí. Tienes algo de talento para la cocina, ¿verdad?
Aprovecha esta oportunidad para enseñarme.
- Eh, claro. Es decir, si insistes,
¡te enseñaré de lo que soy capaz!
- Creo haber oído que te gusta el queso y las especias...
¡Aah! ¡La bolsa!
- Muy bien, con esto debería bastar.
¿Qué ocurre, Bernadetta? Pareces retraída.
- No puedo hacerlo.
No puedo cocinar frente a un desconocido.
- No creo que llegados a este punto seamos
[cdb]desconocidos, pero... De todas formas, creo que tiene
[cdb]buena pinta. No hay por qué afligirse.
- ¡No la tiene! ¡La bolsa de especias se rompió
[cdb]y se cayeron todas dentro y me he puesto tan nerviosa
[cdb]que he echado un queso entero!
- Huele fatal, y quiero decir fatal de verdad.
No hay forma de que vaya a saber bien.
- ¡Mmm!
- ¡¿Qué?! Bueno, si te vas a obligar a comértelo,
[cdb]estarás en la letrina unos días.
- No me estoy obligando a nada. Sin embargo, sería
[cdb]una pena desperdiciar comida que hemos preparado
[cdb]juntos.
- ¿Así que... no da asco? ¿No tienes ganas de vomitar?
Bueno, supongo que podría probarla, entonces...
- ¡Ugh! ¡Qué asquerosidad! ¡¿Cómo te lo has comido?!
- Ah, un momento. No me digas que...
- Que te la estás comiendo como una excusa
[cdb]para decirme algo tipo: «¡Por la presente te sentencio
[cdb]a morir por darme comida asquerosa!».
- ¿De verdad crees que voy ejecutando a la gente
[cdb]caprichosamente por la más mínima transgresión?
- ¡Nooo! ¡No quiero morir! ¡Déjame vivir!
- Ay... Demasiado queso y especias, ¿eh?
- Je.
- Supongo que le llevaré otra cosa para cenar,
[cdb]ya que solo ha probado un bocado de esto.