- ¡Ostras, Leonie! ¡Estás viva!
¡Pensaba que habías palmado!
- A mí también me sorprende que no te hayas ido
[cdb]al otro barrio. ¿Sigues peleando por dinero
[cdb]mientras te llueven flechas por todas partes?
- (...)
- Antes te he visto hablando con un tipo
[cdb]de aspecto grosero al lado de la puerta, Leonie.
- ¿Ese hombre? Ah, es solo un mercenario
[cdb]al que conocí hace tiempo.
- Vale. Le vi con ese aspecto tan desaliñado y pensé
[cdb]que sería un bandido.
- Je, qué va. Aunque, sinceramente, creo que se dedica
[cdb]más a la carroña que a ser mercenario.
- ¿La... carroña?
- Exacto. La gente como él va a las batallas a rebuscar
[cdb]y llevarse cualquier objeto de valor que encuentren.
- Los nobles les llaman «carroñeros», pero me parece
[cdb]un apodo bastante desagradable.
- Me han contado historias sobre ellos, pero...
- Sí, su mundo es totalmente distinto al nuestro.
Es posible que no te vuelvas a encontrar a otro
[cdb]en toda tu vida.
- No... no tenía ni idea.
- Eh, ¡no te pongas triste! No pasa nada
[cdb]por no saber que existía gente así.
- Bueno, me gustaría aprender más sobre los plebeyos.
- Pero, para eso, tendría que hablar
[cdb]con gente de todo tipo...
- Leonie, ¿puedo preguntarte una cosa?
- Hace tiempo leí algo de lo que no me olvido
[cdb]y me gustaría que me confirmes si es verdad.
- Claro. Adelante.
- Leí en un libro que las galletas y los pasteles
[cdb]que comen los plebeyos no son dulces.
- Y en otro ponía que, en realidad,
[cdb]los plebeyos nunca comen dulces.
- ¿De verdad no comen dulces nunca?
¿O los dulces que les gustan no llevan miel?
- Mmm... No sé cómo será para el resto, pero comí
[cdb]un montón de cosas de pequeña que no eran dulces.
- Me cuesta imaginarlo...
- Los plebeyos no pueden permitirse comer
[cdb]los dulces de los que disfruta la nobleza.
- Era comida sin endulzar, así que supongo
[cdb]que es mejor llamarlo tentempié en realidad.
- ¿Tentempiés de plebeyos?
- Seguramente no se parecerán a los que conoces.
Son duros, secos y bastante sosos.
- Se trata de preparar una masa con los cereales
[cdb]que tengas y freírla. Es muy básico, pero llena.
- Entonces, si algún día me convierto en plebeya,
[cdb]tendré que comer esos «tentempiés».
- No volvería a comer caramelos...
- A ver, no todos los plebeyos se alimentan solo de eso.
Seguro que si eres mercader, artesano o algo así
[cdb]puedes conseguir dulces.
- ¡Pero tú eres noble! ¿A qué viene esa preocupación?
- Lo... lo siento. Era solo una hipótesis.
- Gracias, Leonie. Me has ayudado mucho.
- ¿De verdad? Mmm. Bueno, si tienes más preguntas,
[cdb]no dudes en decírmelo.
- Ah, para que lo sepas. Los niños de mi pueblo
[cdb]estaban contentos con cualquier tentempié.
- Eran sencillos, pero también estaban ricos,
[cdb]por raro que parezca. ¡Deberías probarlos!
- Así que un sabor sencillo, ¿no? Qué curioso...
- Quizá debería animarme a preparar un tentempié
[cdb]para ver si Leonie quiere probarlo conmigo...